Los casos de tos ferina caen un 70% tras el repunte exponencial registrado en los últimos siete años

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Los casos de tos ferina, una infección bacteriana aguda de las vías respiratorias superiores, cayeron un 68 por ciento en Castilla y León al cierre de 2016 -último año disponible- tras el repunte experimentado por esta patología a partir de 2011, período en el que se pasó de una tasa de 0,39 casos por cada 100.000 habitantes en 2010 a una de 2,42, es decir, de diez a 62 casos. El pico más alto se alcanzó en 2015, con 236 notificaciones acumuladas y una tasa de 9,46, según la información epidemiológica de la Consejería de Sanidad consultada por Ical.

Aunque hace dos años la incidencia continuaba siendo elevada en comparación con la evolución histórica de esta patología que desde el año 2000 no rebasaba los 1,43 casos por cada 100.000 habitantes, sí se registró una caída considerable, en parte por el inicio en diciembre de 2015 del programa de vacunación prenatal por las recomendaciones técnico-científicas derivadas de la situación epidemiológica que se registró en ese momento, en especial entre los menores de un año.

Con aquella decisión, de la que ahora se observan sus frutos, Sanidad se centró en favorecer la protección de los recién nacidos a través de la transmisión de anticuerpos de sus madres inmunizadas por la vacuna recibida durante la gestación. De hecho, hasta la fecha la incidencia más alta se venía observando en menores de cinco meses, salvo en aquellos territorios en los que los programas de vacunación en los lactantes habían sido muy eficaces y donde la enfermedad era más predominante en adolescentes.

Lo cierto es que los datos de 2016 arrojan que aunque se registraron datos dispersos en todos los tramos de edad, tres de cada cuatro, el 75 por ciento, se notificaron en niños de hasta 14 años y entre éstos la mayor tasa -37,93 casos- se dio en los menores de cuatro años. Por sexos, las notificaciones fueron algo superiores en mujeres que en hombres, con 3,55 casos por cada 100.000 entre las primeras y con 2,64 entre los segundos.

Esta evolución ascendente no fue exclusiva de Castilla y León, como tampoco lo fue que desde 2011 afectara a niños pequeños. En el año 2015, que superó con creces al quinquenio anterior en la mayoría de las semanas epidemiológicas y, de los 236 casos notificados, el 29 por ciento se detectó en menores de 24 meses y un 30 por ciento en niños de entre dos y nueve años. De estos últimos, el 44 por ciento de los afectados no superaba los cinco años, con una tasa de 111,54 casos.

Paperas

Lo que sí experimentó un repunte en 2016 fueron los casos de paperas, pese a ser otra de las patologías prevenibles a través de la vacunación cuya dosis se incluye dentro del calendario infantil. El aumento fue del 43 por ciento, al detectarse 450 casos de parotiditis y una tasa de 18,03 casos por 100.000 habitantes.

Lo cierto es que tras la situación epidémica resgitrada en 2013 regresó a su curva. En aquel año se registraron 2.739 casos, con una tasa de 108,7, que bajó a 12,43 casos por 100.000 habitantes en 2014 y a 10,26 en 2015, para repuntar de nuevo en 2016. Este pico fue generalizado también en España y en él no influyó la vacunación, cuya cobertura permanece en Castilla y León en la horquilla de entre el 94 y el 97 por ciento desde hace años en niños de 12 y 24 meses, edad que fija el calendario para administrar la vacuna conocida como triple vírica que protege frente al sarampión, rubéola y parotiditis.

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