Cien años de la concesión del Ponfeblino con críticas a la Junta por 'pasar' de reabrirlo para uso turístico

Estación de Villablino del Ponfeblino, en una foto antigua. Foto: Ayto de Villablino.

Jesús María López de Uribe

El 24 de julio de 1918 la Gaceta de Madrid publicaba un anuncio en nombre del rey Alfonso XIII, con la firma del ministro de Fomento, el catalán Francisco Cambó, en el que se anunciaba la autorización a Pedro Ortiz Muriel para obtener “sin subvención alguna por el Estado, la concesión y explotación de un ferrocarril de servicio general, de ancho de vía de un metro, desde Ponferrada a Villablino, con arreglo al proyecto presentado en el Ministerio de Fomento y a las modificaciones que por éste se acuerden”.

Cien años de una obra que se consideraba en el BOE de entonces “de utilidad pública, con derecho, a favor del concesionario, a la expropiación forzosa y a la ocupación de terrenos de dominio público”. Un ferrocarril que en el máximo de dos años estaba a pleno funcionamiento pero que nunca llegó a cumplir las expectativas que se tenían de él, ya que su construcción se debía a la escasez de carbón en las potencias aliadas de la Primera Guerra Mundial, lo que había hecho que el precio del mineral se disparase. Por desgracia, la Gran Guerra terminó cinco meses después de la concesión, el 11 de noviembre de 1918.

En todo caso, las obras estaban planificadas con una celeridad impropia de aquellos tiempos, consciente si cabe el Gobierno de que al no estar conectada por ferrocarril la cuenca minera lacianiega con otra vía ferrea se estaba perdiendo dinero. “El plazo que se señale no podrá exceder de 420 días naturales, a partir de la fecha en que se otorgue la concesión. Por cada día natural de retraso en la terminación de las obras deberá pagar el concesionario al Estado la cantidad de 10.000 pesetas”. Es decir, que las obras deberían haber estado terminadas en tan sólo 14 meses. Se terminó en diez meses y medio.

Sin embargo, la construcción de la línea no estuvo exenta de problemas. El más grave fue la epidemia de gripe de 1919 —la mal llamada Gripe Española que no se inició en nuestro país, pero se conoció así porque fue uno de los que informó libremente de ella ya que los estados en guerra censuraban las noticias— que se llevó por delante a tres cuartas partes de los empleados. Llegó a bajar de forma dramática el número de trabajadores disponibles: de 4.800 a 1.200.

Se colocaron una media de seiscientos metros diarios de vía y al concluirse el túnel del kilómetro 10, ya estaba instalada en toda su totalidad. Otra curiosidad de los trabajos es que los edificios de las estaciones se fueron construyendo a medida que la vía llegaba a ellas y se podían trasladar los materiales destinados a su construcción. La imposibilidad de utilizar la carretera para transportarlos provocó que se usara la misma plataforma de la vía para llevarlos a su destino.

En total perforaron 650 metros de túnel, se excavaron 735.000 metros cúbicos de tierra, se montaron 10 puentes y se levantaron siete estaciones y ocho apeaderos. Los diez meses y medio de construcción batieron el récord de rapidez de construcción de un ferrocarril en España. Pero ya hacía cinco meses que había terminado la guerra mundial.

Si bien el que luego se llamó Ponfeblino estuvo en funcionamiento más de esos ochenta años iniciales para el transporte de viajeros y del carbón de la Minero Siderurgica de Ponferrada, el último tren de viajeros dejó de transitar por sus traviesas en 1980 (sesenta más o menos). Los últimos trenes periódicos dejaron de circular en 2013 y los dos últimos, unos convoyes cargados de carbón, lo hicieron en 2014 (95 años después de ser inaugurado).

“El PP 'pasa' del Ponfeblino”, aseguran los promotores del tren turístico

“El PP 'pasa' del Ponfeblino, eso está más que claro”, asegura el representante de la Asociación Cultural Ferroviaria Berciana, Alejandro Campillo, que ha estado reclamando dentro del Consorcio Turístico de Ponfeblino (que llegó a presidir) la reapertura de la vía desde hace años. “De esta manera, si se hubiera dado la concesión se podría haber conservado con bastante facilidad, quedando casi mejor que tramos de Renfe y de Feve, pero en estos últimos años se ha deteriorado muchísimo por caídas de árboles y derrumbes”. Incluso han llegado a robar tramos de vía del trayecto entre Ponferrada y Villablino.

“Algo que se hubiera podido mantener bien se está perdiendo por las burdas excusas de la Junta -mantiene Campillo- y lo que es peor, es que se ha perdido un proyecto industrial en Villablino por no haber sacado adelante la concesión administrativa”.

Precisamente Juan Carlos Suárez-Quiñones informó a primeros de mayo en Ponferrada que el inventario de bienes inmuebles de la antigua línea ferroviaria del Ponfeblino estaba “muy próximo a quedar terminado”. Según lo que dijo entonces los plazos se han alargado porque había que “resolver la concesión administrativa que ostentaban los herederos de la extinta Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP). Así, una vez que se finalice lo que definió como ”un expediente complejo“, indicó que el siguiente paso será la desafectación de uso público de la infraestructura y su cesión como bien patrimonial; pero que ”habría que saber para qué se va a utilizar la infraestructura y quién lo va a hacer“.

Para el representante de la Asociación Cultural Ferroviaria las cosas pintan mal tras estas declaraciones: “El consejero de Fomento no ha hecho más que decir que los trámites administrativos de la reapertura del Ponfeblino se han complicado extremadamente, pero son excusas absurdas. Cada año desde 2015 ha venido a decir que el siguiente verano estaría abierta y ya vemos como estamos”.

“Lo que está claro es que no hay ningún interés por parte del PP, incluso gobernando un municipio en el trayecto, para reabrir un tren que puede atraer no sólo turismo sino inversiones industriales; pero ya hemos visto que no tienen ninguna piedad con una zona deprimida tras el cierre de la minería y dejan sin rubor que las inversiones se pierdan. La Junta gobernada por el Partido Popular no cree en el Ponfeblino”, remachó.

La lentitud en la terminación de los expedientes han dado al traste con una iniciativa de reparación de trece coches ferroviarios de un tren turístico francés en los talleres de Villablino de esta red ferroviaria centenaria. La empresa ha tenido que abandonar su intención de invertir en la localidad castigadísima por el cierre de la actividad minera debido a lo que muchos consideran “una actuación administrativa lamentable de la Junta de Valladolid que indica el nulo interés que tiene en la recuperación económica de Laciana”.

Mientras, el Ponfeblino celebra casi en el olvido los cien años de la concesión del comienzo de las obras, y en la actualidad se encuentra, otra vez, a la espera de la aprobación de una nueva concesión para dotarle de nueva utilidad a tan sólo un año de su centenario. Solo que esta vez, veinte lustros después, no tiene tanta prisa el Gobierno que la concede y está en el limbo.

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