La Cepeda, pueblos vivos para amar y descubrir

Paisaje de La Cepeda

Javier M. Seisdedos

La Cepeda se encuentra en una encrucijada de caminos, situada geográficamente como zona fronteriza, lindando sus entradas naturales, con el Bierzo, y las comarcas del Órbigo y Maragatería.

Pareciese como que dentro de este cuerpo vivo, La Cepeda representase el corazón, que aunque escondido, sus latidos son imprescindibles para llenar con su flujo constante, de armonía y vida al resto de los territorios hermanos.

Este viaje ha supuesto también para nosotros, un redescubrimiento constante de asombro al contemplar pueblos mimetizados con el monte, donde el ser humano ha entablado un lenguaje único y singular con la naturaleza. El agua aquí tiene su propio modo de fluir. Y lo hace con generosidad y belleza a su paso, transformando la tierra en una sinfonía de colores que al contemplarlos, podemos averiguar que todo este contenido de vida no ha perdido todavía la frescura de lo virginal.

Más de 40 pueblos situados de forma estratégica en lugares sagrados donde la vecindad se ha mantenido durante muchas generaciones, gracias al respeto de las normas de convivencia que los antepasados crearon en forma de concejos, hacenderas y trabajo comunal, la democracia participativa en estado puro.

Con mucho sacrificio, estas buenas gentes han conseguido que estas tierras duras diesen fruto con el paso de las generaciones. Agricultura y ganadería de esfuerzo, de sol y noches de intenso trabajo, donde mujeres y hombres se unían para cosechar cereales y huertas con productos señeros que merecen un reconocimiento, como la patata cepedana, única en textura y sabor, que al probarla recuerda todos los matices de esta tierra. Aún hoy quedan algunos valientes que siguen la herencia de sus antepasados y continúan el trasiego del campo. Son una nueva generación de campesinos del siglo XXI, que se niegan a abandonar un modo de vida que les sigue otorgando hoy, libertad y dignidad. Nuevos modos también, como la apicultura ecológica y el aprovechamiento de los recursos del monte como son la recuperación del trabajo de la resina y la micología. Quedan nichos creativos para que personas que resuenen con una vida sencilla y plena en los pueblos puedan desarrollarla, en una comarca como La Cepeda donde todavía se puede respirar aire puro, sintiendo que vives en un lugar de gratitud continua y privilegio.

Abrimos una senda de esperanza en esta primera parada de aproximación por la Cepeda alta. El Ayuntamiento de Quintana del Castillo nos recibe en su territorio. Hemos convivido con personas que nos han abierto totalmente su corazón y sus vidas. Hemos entendido como es el carácter de los cepedanos. Pudiera parecer a primera vista, que son introvertidos y un poco distantes, pero no es bueno guiarse de las primeras impresiones. Después de entablar diálogo sincero, se deja entrever una pureza y acogimiento que forman parte de sus señas de identidad. Ahora sabemos a que huele La Cepeda, como se siente un cepedano cuando habla con orgullo de su tierra. Hemos estado presentes como observadores privilegiados asistiendo a ceremonias y encuentros donde la gente goza y cultiva las cualidades de la amistad fraternal.

Ha sido un privilegio poder recorrer estos pueblos vivos del Ayuntamiento de Quintana del Castillo, nos hemos acercado con tiempo a descubrir lugares que todavía guardan muchos secretos. Alegría y silencio, contemplación de la belleza natural en rincones mágicos y especiales.

Abano, Castro de Cepeda, Donillas, Escuredo, Ferreras, La Veguellina, Morriondo, Palaciosmil, Quintana del Castillo, Ríofrio, San Feliz de las Lavanderas, Villameca y Villarmeriel...

Cada uno de ellos posee un código cifrado que solamente si los recorres uno a uno, paso a paso con delicadeza y respeto, podrás entender el enigma que envuelve estas sendas, donde uno puede recuperar la serenidad permanente.

Hemos sido testigos de excepción, y por ello queremos agradecer a todas las personas que nos han acompañado y que han servido de embajadores de su tierra.

Gracias a todos por todo, esperamos que la travesía sea plena y disfruten como nosotros lo hemos hecho, de tocar y sentir en nuestras manos una tierra que huele a la pureza de pueblos vivos que desean ser amados y descubiertos.

Descubran pues, con nosotros, uno de los últimos paraísos perdidos y encontrados de nuestra provincia,“ La Cepeda está viva” solamente tenemos que pedir permiso y entrar en sus dominios. Después entenderemos en primera persona la palabra “GRATITUD”.

Javier M. Seisdedos. Editor Creamos Presente

Etiquetas
stats