“Viajar ahora en Feve es como en una diligencia del siglo XIX en el lejano Oeste”

Carlos S. Campillo / ICAL

“Viajar ahora en Feve es como en una diligencia del siglo XIX en el lejano Oeste”. La sentencia, tan gráfica como contundente, la dio esta tarde una usuaria habitual del ferrocarril de vía estrecha que hace hoy siete años que entró en decadencia cuando se cerró su llegada a la capital leonesa para las obras de integración. Y la experiencia de “pena y dolor” de Nati era sólo una más de las que muchos tenían de entre los miles de leoneses de la capital y la provincia que acudieron a la masiva protesta de esta tarde.

No se recuerda en León una manifestación reclamando un proyecto de infraestructuras y comunicaciones como el protagonizado hoy por el centro de la ciudad. Por eso, no pocos la tildaron de “histórica”. Sorprendidos estaban incluso algunos miembros de los sindicatos convocantes, CCOO, UGT, Sindicato Ferroviario Intersindical, CGT y Sindicato de Circulación Ferroviaria, arropados por no pocas asociaciones y colectivos, vecinos y políticos de todas las siglas.

La manifestación arrancó con poco retraso desde su lugar de origen, la Plaza de San Marcelo, y a ella se fueron añadiendo algunos integrantes por el camino, recorriendo el amplio tramo que distaba entre la plaza de Santo Domingo y la Subdelegación del Gobiero, a través de Gran Vía de San Marcos, para virar después hasta la plaza de Matallana, donde se ubica la céntrica estación ferroviaria a la que se exige que regrese por la nueva vía ya ejecutada el ferrocarril de vía estrecha.

Nati y algunas vecinas de su mismo pueblo, pasajeras habituales todas ellas “para ir al médico, para hacer la compra, hasta Boñar, Cistierna o León”, han sufrido en sus propias carnes la tragedia que les supone el desastroso servicio que Renfe presta ahora en la antigua línea de Feve. “Dejan a la gente tirada, hasta algunos chavales universitarios se quedan colgados a las siete de la mañana; no hay calefacción en invierno y en verano el otro día a un hombre le tuvieron que sacar al pasillo, le dio un pampurrio por el calor; no pasan los interventores, nadie cobra los billetes, a la mitad de la gente no la cuentan porque suben sin pagar...”. La lista de graves problemas es interminable.

En la entrañable estación de Matallana de León se fueron juntando todos los participantes en la protesta, por momentos incluso festiva, con acompañamiento de gaitas y tambores, así como el colorido de las muchas banderas sindicales y banderas de León.

El portavoz del Sindicato Ferroviario Intersindical, Amador Hernández, explicó que el problema “es de voluntad política” respecto a un servicio “fundamental para León y la cornisa cantábrica”, por lo que “es el momento de que León manifieste su voluntad porque no merece este castigo y tiene que tener la Feve porque es una herramienta de desarrollo”.

Por portavoz de UGT, Pedro Aller, apuntó que el servicio ha disminuido en un 50 por ciento de los viajeros, ante lo que afirmó que “si en la situación en la que ha estado durante los siete últimos años” solo ha descendido en dicha cifra, “se trata de un servicio absolutamente necesario para la población”, así como un “eje de desarrollo para la población de la montaña occidental de la provincia de León”.

Entre los presentes destacaba la presencia de muchos vecinos de varios pueblos por los que atraviesa la línea, como por ejemplo de Cistierna, que llegó a fletar un autobús sólo para que hicieran acto de presenta en la protesta. Incluso un grupo de trabajadores de la fábrica eólica de Vestas, en traumático proceso de cierre con cientos de empleos en el aire a día de hoy, no quiso dejar de devolver el favor recibido por la sociedad leonesa de arroparles en su última y masiva manifestación, y por eso cerraban la de este día.

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