Los guardias civiles acusados de obligar a meterse balas en la boca al son del ‘Cara al Sol’ alegan venganza interna

Los dos guardias civiles acusados de un delito de coacciones durante el juicio.

A.M.

Dos guardias civiles se han sentado este jueves en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal 1 de León por presuntamente obligar a varios clientes y a la dueña de un bar de Carrizo de la Ribera a meterse balas en la boca, incluso llegar a tragárselas, amenazarles con pegarles un tiro con el arma reglamentaria y obligarles a levantar el brazo al son del Cara al Sol y otras canciones franquistas, entre otras vejaciones e intimidaciones.

Unos hechos que se remontan a la madrugada del 11 de septiembre de 2013, pero que fueron denunciados un año después por la persona que entonces regentaba el bar, que este jueves ha ratificado su declaración ante la jueza que instruye el caso. Por su parte, los agentes han negado de forma tajante lo ocurrido y achacan la denuncia a una venganza interna por parte de un sargento de la Guardia Civil.

La mujer, que ha declarado detrás de un biombo para evitar ver a los acusados y visiblemente nerviosa, ha insistido que cuando iba a cerrar el bar, en torno a las 2 de la madrugada, y cuando se encontraban en su interior su pareja y varios clientes gallegos llegaron los dos guardias civiles de uniforme y en actitud amenazante.

Una vez en el interior, los acusados conjuntamente haciendo ostentación de su cargo “dijeron que mandaban ellos”, obligando a los presentes a fumar y a apagar sus teléfonos móviles, bajando la trapa del bar diciendo que “de allí no se movía nadie”.

Allí, según la denunciante, pasaron al interior de la barra y se sirvieron bebidas alcohólicas poniendo música en el ordenador, incluido el 'Cara al sol' y otras canciones de índole franquista y obligaron a todos los presentes a levantar la mano y cantarlo. También sacaron sus armas reglamentarias y cargadores con los que amenazaron a los presentes, llegando incluso a meterles el arma en la boca, ponérsela en la sien o en la nuca.

La mujer también ha relatado que les obligaron a participar en un supuesto juego que consistía en que tenían que meterse balas en la boca y tragárselas “porque te daba euforia, fuerza, más fiesta”. “Nos daban las balas, una a cada uno. A mí en una ocasión me metieron hasta dos dedos en la boca para comprobar que me las había tragado. Los dos gallegos –clientes- se llegaron a tragar las balas”, ha dicho a preguntas del fiscal. Además, ha dicho que notó que habían consumido cocaína.

Incluso allí ha mostrado a la jueza una bolsa que contenía dos balas que recogió del bar la noche de autos. Además, precisó que ya había entregado entre cuatro y seis balas cuando presentó la denuncia y que tenía más, pero las había extraviado con varias mudanzas.

Además, la mujer ha dicho que uno de ellos, M.A.J.L. llegó incluso a proponerle de forma insistente que mantuviera relaciones sexuales con ella. “Me decía que yo era suya, me tocó, me besó, me chupó... ”, ha añadido.

La denunciante ha justificado que denunciara un año después por miedo y porque fue amenazada por los guardias civiles de muerte si contaba algo. “Nos dijeron que había hoyos en el monte para quien dijera algo. Me dijeron ”te pego un tiro“ y sabían todo de mi, que tenía una hija, quien era mi expareja, mi dirección o la de mis padres”.

Por otro lado, la mujer, que ha rechazado que la denuncia haya sido fruto de una venganza hacia los dos acusados porque no tenía nada en contra de ellos. A uno no lo conocía y a otro sí, pero únicamente le había visto una vez por una denuncia que había interpuesto contra su hermano por un tema de un perro.

Los acusados creen que todo es fruto de una venganza

Por su parte, los dos acusados han negado de forma rotunda los hechos y han aseverado ante la jueza que esa noche tan sólo estuvieron en el bar unos 15 minutos y no desde las 2 de la madrugada hasta las 6 como mantiene la víctima. Según su relato, únicamente entraron al local que se encontraba cerrando para comprobar que cumplía el horario de cierre y como olía a tabaco advirtieron a su propietaria que no se podía fumar en su interior y que eso conllevaba importantes sanciones.

Ambos han relatado que, además, cuando estuvieron en el bar en su interior tan sólo estaba la denunciante, mientras que ella sostiene que había varios clientes, entre cuatro y seis, y su pareja, aunque dos de ellos y su pareja abandonaron el establecimiento antes de que se produjeran los hechos más graves.

Uno de los acusados D.R.G.M. ha acusado a uno de sus superiores, concretamente al sargento, de “obligar a la mujer a presentar la denuncia contra ellos” con el objetivo de echarles. “Quería librarse de nosotros por rencores personales y se le fue de las manos”, ha declarado.

Este acusado había sido condenado en firme por un delito de receptación a la pena de 7 meses de prisión y también había sido amonestado por conducta inapropiada, consumo de alcohol y drogas, por el mismo sargento al que ha acusado de venganza.

Durante la noche de autos, además, según el informe de los superiores de ambos agentes, no se cumplieron los itinerarios determinados, algo que el fiscal ha achacado a las seis horas que pasaron en el interior del bar. No obstante, los agentes consideran que esto se debe a un error de transcripción.

Petición de penas

La Fiscalía pide para cada uno de ellos una pena de dos años de cárcel y otros dos años de inhabilitación por un presunto delito de coacciones haciendo uso abusivo de su cargo público. Además, pide medidas de protección y orden de alejamiento de la víctima.

La defensa, por su parte, reclama la libre absolución de ambos por considerar que no se sostiene el relato de la víctima. En su interrogatorio a la víctima ha enumerado numerosas contradicciones en las que ésta ha caído en sus respectivas declaraciones.

Está previsto que el juicio quede visto para sentencia este mismo jueves.

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