Cinco años del violento fin del reinado de Isabel Carrasco y quinto aniversario de su olvido

Imagen de la serie documental 'Muerte en León'.

C.J.D.

Tres disparos a bocajarro sobre la pasarela del río Bernesga pusieron fin un 12 de mayo de 2014, hace hoy justo cinco años, al 'reinado' de la política leonesa más todopoderosa de la provincia de León. Caía Isabel Carrasco, víctima de un odio enfermizo de una afiliada del partido que gobernaba con mano de hierro, y cambiaba ese día todo en el panorama político leonés.

Cumple hoy un lustro del crimen más mediático y sobrecogedor que ha vivido León en tiempos modernos y lo hace con absoluto ambiente de olvido. No es nada nuevo: apenas en el primer aniversario hubo una discreta misa por su memoria encargada por el Partido Popular, y después de eso, nada más que escasos recuerdos personales.

Recuerdos como una solitaria flor bajo su retrato en la Diputación que presidió durante casi dos mandatos y algunas más en el lugar donde cayó muerta, el mismo lugar donde apenas 24 horas después de su asesinato apareció aquella pintada que rezaba: “Aquí murió un bicho”. Imágenes ambas que evidencian la importancia de su figura, las inquinas alimentadas por su poderosa gestión y el desapego de una mayoría de una maquiavélica sociedad leonesa.

La Justicia también actuó y hoy duerme su caso, sin posibilidad alguna de recurso, como lo hacen tras la rejas de una prisión las tres mujeres condenadas: Montserrat González, la madre, como autora material de la 'ejecución', condenada a 22 años; Triana Martínez, la hija y otrora protegida de la presidenta hasta que cayó en desgracia, condenada a 20 años por el asesinato; y la policía local leonesa Raquel Gago, la amiga, el cabo suelto, que cumple 14 años de prisión.

Pronto llegan los primeros beneficios penitenciarios

La única novedad, si acaso, es que más pronto que tarde, en cuestión de meses, podrán acogerse en los dos últimos casos de los primeros beneficios penitenciarios y comenzarán a abandonar la cárcel para volver a las mismas calles que tanto han hablado de este caso durante estos cinco años. Porque a Isabel Carrasco se la habrá olvidado, sobre todo políticamente, pero el 'Caso Carrasco' aún da muchísimo que hablar.

Buena parte de la culpa la tiene la enorme investigación periodística realizada por los documentalistas Justin Webster y Enric Bach, convertida en una serie de no ficción que bajo el título de 'Muerte en León' ha removido conciencias y se ha convertido en uno de los mayores éxitos ya no sólo en España sino mundiales, hasta el punto de que triunfa en países como Australia).

La grave omisión u ocultación de pruebas vitales

Fue su investigación, y no la policial ni la judicial, la que encontró un agujero negro de la enésima conexión política del brutal asesinato, al desenmascarar que absolutamente nadie revisó, bien por omisión o bien por ocultación premeditada, las llamadas telefónicas de Triana.

Unas llamadas que la conectaban a diario con Luis Estébanez, hombre de confianza y amistad personal del presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. La película final, 'Muerte en León. Caso Cerrado', entrenada este año en televisión en HBO y aún disponible, dejó al aire las vergüenzas de la Policía Nacional, cuando no de otros poderes.

Mandan los 'enemigos'

Hablando de poderes, en el plano estrictamente de partido, el Partido Popular leonés es hoy, cinco años después, como un bolso cuyo forro se ha dado completamente la vuelta: gobiernan en él, todavía -a falta de menos de dos semanas para las elecciones-, todos aquellos que fueron directa y personalmente los enemigos de la presidenta, los que no pudieron derrocarla en vida. Desde Silván a Majo, y de ahí para abajo.

Ayudó el traumático hecho de la detención e imputación por corrupción de su mano derecha y aprendiz Marcos Martínez Barazón, también en aquel convulso año 2014, que no hacía otra cosa que seguir la estela de ella, a la que en los últimos años también perseguían ciertos escándalos que no se juzgaron porque la muerte se adelantó.

Los 'carrasquistas', un ejército de fieles que hicieron del PP una máquina de obediencia ciega, control total y, por qué no decirlo, excelentes resultados electorales en 2007 y 2001, ya no existen o no se manifiestan. Mandan los 'postcarrasquistas'.

En la calle, en León, pasa tres cuartos de lo mismo. Si no fuera por el mediático juicio a sus asesinas y colaboradoras, y sobre todo sin la serie documental, ya sólo unos pocos amigos que la añoran se acordarían de que hace cinco años cambió el León que conocíamos. Lo cual demuestra, sin lugar a dudas, la trascendencia histórica y la desidia social que despierta aquella pequeña, trabajadora y extravagante mujer rubia, la que más poder reunió en la provincia, una Isabel Carrasco que no supo, quizá no quiso, ser un poco más humana y un poco menos reina.

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