El Defensor del Pueblo pide facilitar los servicios básicos al medio rural para no condenarlo a la “despoblación absoluta”

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Ical

El Defensor del Pueblo pidió este lunes a las administraciones públicas que asuman “con prontitud” el compromiso de facilitar a los habitantes de las zonas con escasa población los servicios básicos que les garanticen toda una serie de derechos en igualdad de condiciones a los que disfrutan los residentes de las grandes concentraciones urbanas, con el fin de que no se vean condenadas a la “despoblación absoluta”.

Así lo recoge el informe anual de 2018, que el Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, entregó hoy a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y al presidente del Senado, Manuel Cruz.

En ese sentido, la institución informa de que ha iniciado una serie de actuaciones con el Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico y con las comunidades de Castilla y León, Aragón, Asturias, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valencia, Extremadura, Galicia y La Rioja, para conocer los planes e iniciativas que tienen previsto realizar para afrontar el reto demográfico.

Asimismo, el Defensor del Pueblo considera que el desarrollo de la España vacía requeriría también “racionalizar las estructuras administrativas” para así aplicar a “cada problema su propia solución”. “Resulta un hecho incontestable que hoy nos encontramos en España con una más que preocupante realidad, como es que determinadas zonas rurales se ven afectadas por un conjunto de circunstancias que concurren al unísono que la condena a la despoblación absoluta, si no se pone remedio”.

Alega que los datos sobre evolución de la población en España ponen de manifiesto que determinadas zonas rurales se van despoblando de forma “inexorable”, en lo que se denomina la España vacía o vaciada. Explica que “la falta de oportunidades laborales conduce a una espiral de pérdida de habitantes progresiva”.

Por ello, recuerda que desde hace muchas décadas una parte de la población rural, ubicada en zonas con menores opciones laborales, tiende a abandonar su tierra natal marchando principalmente a ciudades que conforman los mayores polos económicos nacionales o bien al extranjero. “No es un fenómeno reciente, ni exclusivo de España. Diversos factores alimentan esta tendencia en muchos países, en detrimento de regiones con economías menos pujantes”, indica.

“La gente huye de la España pobre a la rica y las consecuencias de esta despoblación son negativas para las perspectivas futuras de las zonas geográficas afectadas”, señala. Además, asegura que estos territorios se quedan con una población “avejentada”, pues los que emigran son, mayoritariamente, jóvenes y personas de mediana edad.

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