Se buscan vendimiadores en El Bierzo por tierra, mar… y redes

César Sánchez / ICAL. Imagen archivo de labores de vendimia en El Bierzo.

César Fernández

En el mundo global, lo virtual invade hasta a lo manual. El trabajo en la viña se dirime estos días en la red. Y así la vendimia, una de las labores más tradicionales del campo, es protagonista de diferentes cuentas y grupos de Facebook, convertidos en improvisados puntos de encuentro de empleadores, intermediarios y empleados, que ven este nuevo espacio más efectivo que las oficinas al uso. El 'se busca', 'se necesita' y 'se ofrece' se canaliza ahora a golpe de clic.

Firmas emblemáticas como Prada a Tope han recurrido a las redes sociales para completar su cuadrilla de vendimiadores o para buscar relevo a las peladoras de pimientos. “Ya lo hicimos el año pasado; es más operativo que ir al Inem”, razona su responsable Flor Bonet. El retorno es inmediato, no está sometido a trámites burocráticos que, en ocasiones, ralentizan el proceso y allana el camino para integrar a todo tipo de perfiles. “Nosotros necesitamos a 20 ó 30 personas para los pimientos. Y las señoras no suelen mandar un currículum”, resume.

Los grupos de redes sociales entran estos días en ebullición. Del otro lado del teléfono móvil inscrito en un post puede estar una viticultora, un intermediario o un joven en busca de empleo en El Bierzo. “Ya van dos o tres años que no encontramos gente”, dice la primera, que presume de llevar 35 años subiéndose al tractor para labrar sus viñas en los ratos que le deja libre su trabajo en una empresa. Las nuevas normativas entorpecen determinadas contrataciones, reconoce el segundo. “Resulta más fácil poner algo en Facebook que ir preguntando por ahí”, constata el tercero.

La vendimia ha venido este año adelantada con respecto a los plazos habituales en El Bierzo. Y eso también ha podido contribuir a pillar en fuera de juego a algunos empleadores, admiten fuentes del sector. Nada más rápido para hallar respuesta que poner un anuncio en una red social de referencia, expuesta a los ojos de miles de potenciales aspirantes gracias al efecto multiplicador y viralizador de estos nuevos medios. Pero eso no quiere decir que al final resulte sencillo encontrar el perfil adecuado.

Trabajo poco atractivo

El trabajo en el campo no parece resultar atractivo hoy por hoy. Pudo ser un refugio en los años más duros de la crisis económica en la comarca berciana para quienes perdieron el empleo en la ciudad o en la industria.

“Pero según va repuntando la economía, la gente se suele marchar a trabajos más estables”, asume el secretario provincial de Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores), José Antonio Turrado, con el agravante de que en otras zonas se van encadenando campañas hasta sumar más días de actividad.

“Notamos que falta gente preparada para trabajar en el campo. Falta formación en muchos ámbitos”, lamenta Flor Bonet. La generación que mamó las viñas se va retirando y los jóvenes llamados a tomar el relevo cogieron la maleta para buscar un futuro más halagüeño en otras latitudes. Y a los inmigrantes del Este de Europa que en los años de bonanza llenaban las viñas se les ha perdido la pista.

“Y muchas veces despreciamos lo que nos viene de fuera”, lamenta la viticultora, que también precisa que “el trámite para realizar la contratación no es sencillo”. “Nosotros tenemos gente que repite todos los años. Y las condiciones son las adecuadas a la normativa. Pero hay gente que no aguanta una vendimia”, señala Bonet.

“Nunca ha sido fácil”

Asaja relativiza el problema. Pese a reconocer que “nunca ha sido fácil encontrar trabajadores para las labores agrícolas”, su secretario provincial considera que las principales bodegas y cooperativas pueden solventar la situación “con gente ya conocida”. “Suelen tener más problemas quienes necesiten mano de obra de forma más esporádica”, añade en estos días en que se suceden las ofertas con las primeras labores ya empezadas o a punto de comenzar.

Con más o menos matices, el caso es que la situación se viene repitiendo en los últimos años. Cuesta completar las cuadrillas de vendimiadores, lo que, sin embargo, no oculta otra realidad que no esconde parte del sector: una mayoría de desempleados que reciben una prestación económica no la interrumpen por un trabajo de corta duración.

“Y no está bien pagado”, añaden algunos de los que ponen su número de teléfono en un post a la espera de una llamada, que se ha revelado como la mejor manera de buscar y encontrar trabajo en la vendimia ahora que las redes sociales lo invaden todo, hasta un oficio de carácter esencialmente manual que ha pasado de generación en generación.

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