La Junta 'encuentra' en León 17 alumnos de altas capacidades con tan sólo seis años

Los pequeños alumnos del CRA, en Urdiales del Páramo, durante una actividad exterior, archivo.

R. Travesí / ICAL

Castilla y León cuenta desde el curso 2016-2017 con el programa Detecta en el sistema educativo que persigue la detección temprana del alumnado con altas capacidades intelectuales, con un cribado en el primer curso de Primaria (seis años) de los centros de la Comunidad, tanto públicos como concertados, es decir, privados sustentados con dinero también público.

De momento, tutores, profesores y orientadores de los colegios han logrado identificar al 1,1 por ciento del alumnado aunque la previsión es alcanzar el 1,5 por ciento en los próximos cursos.

En la actualidad, el alumnado de altas capacidades entre Primaria y Secundaria en la región está entre el 0,50 y el 0,60 por ciento, un porcentaje que se reduce a la mitad (0,32 por ciento) al incluir a los matriculados en todas las etapas educativas. Es decir, a fecha de mayo de 2020, había contabilizados 1.136 alumnos con altas capacidades en la Comunidad de un total de 347.000 estudiantes.

El programa, que se enmarca en el II Plan de Atención a la Diversidad en la Educación 2017-2022, tuvo los primeros resultados fehacientes con el cribado entre el alumnado de Primero de Primero en el curso 2018-2019, después de que el pasado estuviera marcado por la pandemia, lo que impidió completar el programa.

No en vano, se desarrolló en 206 centros de Primaria de Castilla y León, con la participación de un total de 7.292 alumnos, que significó el 38,4 por ciento del total de alumnado escolarizado en Primero de Primaria en la Comunidad. De ese número, se detectaron 85 alumnos con altas capacidades, lo que supuso el 1,17 por ciento de los niños analizados. Tal y como suele ocurrir en todos los estudios de estas características, hubo más alumnos (53) que alumnas (32).

León a la cabeza

En cuanto al reparto por provincias León es la provincia con un número mayor de casos detectados, con 17, y Burgos (16) y Zamora (16) fueron donde más alumnos de estas características se detectaron, seguidos de Soria (12), Salamanca (nueve), Valladolid (seis) y Segovia (cinco) mientras que Ávila y Palencia tuvieron dos en cada caso.

En cuanto al porcentaje de niños detectados, destacó Zamora, al duplicar, con creces, la media regional, hasta situarse en el 2,6 por ciento. Soria también estuvo por encima de la media (1,9 por ciento) mientras que Burgos, León, Salamanca y Valladolid se situaron en torno al uno por ciento. Los peores datos se registraron en Segovia (0,7 por ciento), Ávila (0,6 por ciento) y Palencia (0,4 por ciento).

El curso pasado, se llegó al 70 por ciento de los centros y al 65 por ciento de los matriculados en ese año y el objetivo es alcanzar el cien por cien en unos años. Detecta pasó, por lo tanto, de llegar a unos 7.300 (curso 2018-2019) a 11.686 alumnos (curso 2019-2020) de Primero de Primaria, pero aún no se cuenta con resultados por la interrupción de la pandemia del Covid en marzo, ya que el programa del curso pasado se ha retomado a partir de noviembre.

Cribado con tres fases

El cribado de altas capacidad se lleva a cabo en diferentes fases. En primer lugar, el tutor cumplimentará una escala sobre el alumnado de su aula, denominado Eopro (Escala de Observación del Profesorado), con unos indicadores acerca de la alta capacidad como psicomotricidad, motivación, personalidad, creatividad, aprendizaje y lenguaje, en el que debe puntuar a sus alumnos en una escala entre 1 y 4.

A continuación, si el niño pasa el el filtro y supera un punto de corte de cien puntos, se remite otro cuestionario a la familia (Eopan) con los mismos indicadores. En el caso de que sobrepasar el punto de corte de 125, el niño es sometido a una prueba objetiva de inteligencia por parte del orientador del centro. Si lograse superar un percentil de 90 será necesario realizar una evaluación psicopedagógica.

El director general de Formación Profesional, Régimen Especial y Equidad Educativa, Agustín Francisco Sigüenza, aseguró a la Agencia Ical que la Consejería de Educación ya llevaba a cabo la detección de alumnos con altas capacidades en base a la información que trasladaban los tutores del grupo, al comprobar que algún niño “destacaba” del resto o tenía algunas habilidades, por lo que le resultaba más sencillo adquirir los conocimientos.

Entonces, se ponía en manos de los equipos de orientación de los centros para estudiar cada situación. “Este sistema hacía que muchos casos pasaran desapercibidos y era posible que, hasta que los alumnos no tuvieran cierta edad, las altas capacidades no se manifestaban claramente”, expuso. Además, precisó que se podía dar el caso de que estos niños sin detectar se aburrieran en el sistema, hasta el punto de obtener malos resultados.

Una idea compartida por el jefe de servicio de Equidad y Orientación Educativa, José Javier Silvano, al precisar que es fundamental detectar al niño de altas capacidades para darle una respuesta educativa adecuada y hacerle un seguimiento hasta Secundaria y Bachillerato, por si fuera un alumno superdotado. “Si no lo detectas, cabe la posibilidad de que haya un fracaso escolar por que se aburre con el sistema, no le suponga ningún reto y, al final, se desmotive”, expuso.

De ahí, la decisión de la Junta de “anticipar” la detección del alumnado de altas capacidades con los cribados para que la administración educativa pueda aplicarse a estos niños, desde cortas edades, programas específicos a sus necesidades. “En función de las características de cada alumno, se adoptan medidas más o menos extraordinarias”, manifestó.

En todo caso, el hecho de que Detecta se centre en los niños de Primero de Primaria no implica que haya niños que se identifiquen con altas capacidades en cursos más avanzados, aunque auguró que el número será “muy escaso” gracias a la existencia del cribado.

En este sentido, los 85 alumnos seleccionados hace dos cursos por sus altas capacidades ya se benefician de la “batería” de opciones de intervención. Entre ellas, citó las adaptaciones curriculares, que incluyen actividades de ampliación o profundización; agrupamientos con estudiantes de cursos superiores al de su grupo de referencia para el desarrollo de una o varias áreas o materias del currículo, la adecuación de los recursos y materiales y el desarrollo de programas y medidas de atención educativa que correrán a cargo del equipo docente.

En el caso de que el alumno presente un alto rendimiento en un número limitado de materias o exista un desequilibrio “constatado” entre su rendimiento académico y su desarrollo afectivo, social o emocional, se podrán llevar a cabo medidas de enriquecimiento curricular.

Solo si las acciones anteriores se consideran insuficientes para atender “adecuadamente” al alumnado con altas capacidades se podrá flexibilizar, siempre con “carácter excepcional” y de “forma extraordinaria”, el periodo ordinario de escolarización. Es decir, saltar de curso.

Pasar de curso, entre 15 y 20

El jefe de servicio declaró que la media de este tipo de flexibilizaciones por cada curso en Castilla y León oscila entre 15 y 20, entre el alumnado de todas las etapas educativas. “Hay que estar muy convencido para adoptar esta medida por que la flexibilización exige, entre otras cosas, que todos los objetivos del curso que se quiera pasar se deben cumplir”, precisó. Por otro lado, señaló que hay que tener “muy claro” si socialmente se va a adaptar a las nuevas amistades y las relaciones con compañeros y los juegos. Por su parte, el director general aseveró que supone el salto de dos cursos cronológicos y sacar a un niño de su entorno, que le puede perjudicar. De ahí que, como paso previo, en ocasiones se opta por pasar al alumno de altas capacidades en áreas determinadas para ver su reacción y adaptación y comprobar cómo se desenvuelve desde el punto de vista psicológico.

Sigüenza reconoció que, tal vez, Castilla y León estaba por debajo de lo que los expertos fijan como porcentajes de población de altas capacidades. De ahí que considerara que, a partir de ahora con el Detecta, la Comunidad estará en unos niveles de detección “más normalizados”, hasta llegar a entre el uno y el dos por ciento de la población escolar.

Según las estadísticas del Ministerio de Educación y Formación Profesional, con datos del curso 2018-2019, Castilla y León contaba con 881 alumnos de altas capacidades, lo que suponía el 2,4 por ciento del total de 35.494 contabilizados en el conjunto de España. Por autonomías, Andalucía (13.952), Murcia (3.317), Madrid (2.792), Cataluña (2.520) y Canarias (2.283) aparecían en cabeza. Algo que sorprende después de que el sistema educativo de Castilla y León lidere, año tras año, el informe PISA en el país. En la actualidad, las bases de datos de la Consejería de Educación tienen identificados a un total de 1.136 alumnos de todas las etapas, a mayo de 2020. De ellos, 869 son varones y 267, del sexo femenino.

El director general de Equidad Educativa apuntó que existe un “problema” con las estadísticas por que no son datos reales que reflejen un procedimiento homogéneo. “Para que esas estadísticas fueran realmente válidas, todos deberíamos utilizar las mismas pruebas y el mismo método de detección de las altas capacidades. Si varías el método, se puedan obtener resultados muy diferentes”, significó. No en vano, cuantas más inteligencias se incluyen, se reduce el porcentaje de superdotación en la población.

En este sentido, explicó que hay comunidades que solo toman como referencia el coeficiente intelectual y el razonamiento lógico, lo que supone tener altas capacidades al superarse el cociente de inteligencia (CI) 130 mientras que en otros territorios es solo una variable más por que también se incluyen el criterio de creatividad, la visión espacial; el talento artístico, kinestésico y social y la capacidad de liderazgo. “Nosotros intentamos ser rigurosos y utilizamos el Modelo de Castelló y Batelle y la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner, que son los más seguidos por la comunidad científica mundial”, añadió.

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