El pueblo de León unido...

Unos manifestantes con unas letras que conforman la palabra LExit.

Máximo Soto Calvo

En mi anterior escrito en este medio, situaba como imprescindible “una gran movilización popular leonesa”, permanente e in crescendo, dentro de un bien organizado intento de separación de la Región Leonesa del ente autonómico, nuestro dogal actual, como paso previo a la construcción de la Comunidad Leonesa, la 18.ª en España.

Para el intento citado, hay un buen estudio favorable a la propia autonomía y secuenciados los trámites oportunos etc. Aludo al informe presentado por Iniciativa Autonómica Leonesa. Y encontramos un anuncio: Dieciocho, autonomía claro, del que desconozco el autor o autores, lo siento, y debía ser un lema estable.

Tengo serías esperanzas en que aparecerán pronto algunos otros programas con similares o mejores propuestas, o algún borrador parcial, donde junto a discrepancias, si las ven, se muestren puntos de refuerzo y apoyo al de IAL Es urgente empezar, pero con un buen plan.

Estamos ante una operación de transcendental enjundia, y trasversal incidencia, porque el amarre de los leoneses por el ente es feroz. Evidentemente necesitamos los leoneses recuperar estatus de pueblo y territorio, borrados por el ente, para ir al propio autogobierno.

El Pueblo Leonés, el que se ha venido desarrollando en el territorio regional que le da nombre, y le otorga personalidad diferenciada, puede que esté un tanto perdido, buena culpa de ello hay que achacársela al ente, artero y maniobrero en pos de la anulación bajo de un amecido castellanoleonés. Mas, esto es relativamente moderno. Desde tiempo ha, encontramos la invasión castellanizadora por toda España intentada por determinados historicistas por toda España. Castilla es España, ¡vaya ampulosidad e intento de primacía!

La Castiespaña que ha descrito magistralmente Juan Pedro Aparicio.

En lo tocante a nosotros, ocurre que lo castellano parece haberse ido aferrando en Zamora y en Salamanca, de forma cuasi oficial. Donde se supone no haber conseguido pasar de intento, aunque no sin injerencias, es en la provincia de León. Pero no relativicemos el dato, estas intromisiones, se instalaban en la sociedad carcomiendo en sus miembros, en nosotros, las esencias de pueblo diferenciado. Un modo de romper vínculos entre unos y con otros.

¿Qué es la cultura leonesa?

Si leemos el libro de Javier Callado, Qué es la cultura leonesa, de 2006, donde explica “lo leonés”, su existencia, nos veremos en un territorio que denomina Cisasturia, sobre el que, en función del medio, se fue fraguando la personalidad leonesa. Veremos las concomitancias entre el Alto León: Provincia de León y la mitad de Zamora, y el Bajo León: Provincia de Salamanca y sur de la de Zamora. Con un sistema de poblamiento muy parecido. Datos de enorme interés, para ajustar afinidades. ¡Muy importante!

Conviene entender que no es posible cargar todo lo negativo en el actuar maniobrero de los foráneos, miremos los propios comportamientos fraternos (puede que minados), que van adquiriendo la condición de yermos, faltos de riego de relación. Sin olvidar los paniaguados posicionamientos, condicionados a dejar hacer, que contribuyen al propio hundimiento popular. Y así, de tal modo, ir perdiendo poder empático en lo social y de hermanos.

No era cuestión de resignarse, lo razonable debía haber sido revelarse ante la comprensión del daño, un descarado ir a menos forzado y no valorado a futuro. Observable ahora, cómo, al encerrarnos en el ente, fue sencilla la permanencia de la ladina intención de hacernos dejar de ser, esto es leoneses, por absorción en lo castellano, o cuando más castellanoleonés. Ambos supuestos conllevaban pérdida de identidad y territorialidad. Al “cortarnos el cordón umbilical” impedían el desarrollo normal de lo leonés.

En su libro “Esto es el País Leonés”, Carlos Cabañas, leonés de Zamora, da perfectamente respuesta a infinidad de preguntas que con afán didáctico se formula y con rotundidad contesta, sobre el tema que afirma el título. Se publicó en 1988, muy oportunamente, y puede que no le hayamos prestado, triprovincialmente la atención merecida. Pero ahí está. ¡Existimos!

En los tiempos preautonómicos, inconcluso el aferramiento político con la finalidad de llevarnos a un ente que ni nos unía ni nos satisfacía, salimos a las calles, de modo especial en Legio, pero no sólo los legionenses, a decir que no queríamos ir autonómicamente acompañando a nadie.

La personalidad leonesa

David Díez Llamas, conocedor como pocos del tema, que lo ha denunciado y escrito sin decaer, aporta mucha luz en su último La personalidad Leonesa que viene a componer una trilogía con sus anteriores La Identidad Leonesa y El Proceso Autonómico. Donde claramente se describe y analiza cuanto fuimos, a lo que nos sometieron, y por qué hemos de salir del engendro: ¡Audefinirnos! Creo que no puede estar fuera del Movimiento en ciernes de separación del ente.

El más vivo ejemplo de presencia reivindicativa en las calles, ha quedado recogido en la gran manifestación del 4 mayo de 1984, cien mil leoneses reclamando nuestro derecho constitucional a autonomía diferenciada. El hecho de que hubiera salmantinos y zamoranos junto a los leoneses de León (por ser éstos de toda la provincia no los llamo legioneneses), aunque desconozco el porcentaje, importante sí pero no definitivo, en función de esa triprovincialidad representativa pregunto: ¿Hemos de tomar tal encuentro como indicativo de conciencia de Pueblo Leonés?

Sinceramente siempre me ha resultado motivo de duda, e inclinado al no, aunque esta ciertamente dubitativa negación se tome como simple apreciación personal. Tomando por excepciones que confirman la regla, que de aquello grupos, de Salamanca y Zamora, sólo algunos personajes, que yo sepa, permanecieron en activo pronunciándose como leoneses, creo que se corrobora mi parecer.

Pero que no cunda el desánimo, puede que no hubiera configuración viva de pueblo, pero sin duda sí había, en las partes triprovincialmente implicadas, fuerte y manifiesto rechazo al ente, y esto unía, por lo tanto: ¡Válido, y muy a tener en cuenta! Tomándolo como un apunte de afinidad compartida.

¿Hay o no pueblo leonés?

¿Hay o no pueblo leonés? La pregunta, no está formulada en vano ni con tintes retóricos. Va como punto de partida para analizar si ser o pertenecer a las provincias de Zamora, Salamanca y León, lo conlleva. Si subyace triprovincialmente, o son reminiscencia históricas de quienes nos queremos identificar como leoneses

Tal vez aquel puente de plata que señalaba en el artículo anterior, sea una buena vía para el regreso a pie, e ir congeniando inter pares, todos a una, quiero decir que sin perder el gentilicio provincial nos dejemos presentar con el común: leoneses, que nos dio el propio reino y la región heredera. Recordemos nuestro pasado más inmediato como región, sufridora del intencionado solapamiento autonómico, pero no de la abolición territorio/pueblo, ¡porque constitucionalmente no podían!

Carlos Salgado leonés de Salamanca, en su libro La evolución de la regionalidad leonesa en los territorios del antiguo reino de León. Un amplio estudio desde los fundamentos leoneses hasta la actualidad autonómica, nos dice: “El núcleo histórico leonés, se articula en torno a las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca... pero no se ha conseguido un sentimiento regional fuerte, algo que explica con claridad. La leonesidad de Zamora Salamanca y León está fuera de toda duda, dice. Y mucho más que invito a leer. No debería faltar tampoco en el que he denominado, Movimiento de separación del ente y construcción de la Autonomía Leonesa”.

En modo alguno debemos olvidar las 500 Razones por las que habrá una Autonomía Leonesa, que en 2005 escribió Miguel Ángel González. Ahora en lo “esotérico” leonés, con gran acierto. No sé si estará dispuesto.

Hasta el ave fénix pudo renacer de sus propias cenizas.

Los leoneses no llegamos a tal extremo, lo cultural y tradicional ha mantenido el fuego sagrado de la supervivencia. Nunca hubo ni caducidad ni obsolescencia programada, tal vez falta de fuerza y vigor, junto al estupor autonómico establecido por falta de acompañamiento político en nuestra reivindicación autonómica.

El renacer de un pueblo

Convoquémonos a toque de campana concejil (señal y vigor de una identidad) para renacer como Pueblo. ¡Es posible! No ocurre así cuando es invento político, tal como el unitario pretendido (castellanoleonés, ¿cabe mayor incongruencia?) para el que el ente busca, sin reparar en medios y en millones, una identidad imposible.

Éramos leoneses antes del ente, seguimos siéndolo dentro de él, no hemos renunciado. Y que no se equivoquen los autonomistas, la castellanización global, o el amancebamiento castellanoleonés, siguen siendo una entelequia de índole política malévola. No nos hemos ido depreciando los leoneses, aun cuando el “No a estar”, hayamos tenido que ir escribiéndolo con letra más pequeña. ¡Pero, indeleble!

Sin aspavientos ni pruritos, la primera campanada a un Gran Concejo creo que acaba de sonar. Ojalá los leoneses expertos acudan, tal como hicieron los Buenos Hombres a la Gran Curia de Alfonso VIII de León, en 1188, donde surgiría el parlamentarismo y nacerían libertades.

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