Una ruta por el viejo Riaño que revive en Facebook gracias a sus antiguos habitantes y descendientes

El viejo Riaño en la década de los 80. Foto: Facebook Riaño Vivo 9

Antonio Vega

Casi 35 años lleva el viejo Riaño totalmente destruido bajo las aguas del pantano del mismo nombre en el norte de la provincia de León. En 1987 el Gobierno de Felipe González ordenó la destrucción total de la localidad para rematar las obras del pantano de Riaño, un faraónico proyecto hidráulico que empezó en el franquismo y que los socialistas remataron 'manu militari' destruyendo 7 pueblos, más otros 2 parcialmente.

Ahora en las redes sociales se revive la geografía urbana del viejo Riaño, del que nada queda bajo las aguas, ya que todo fue demolido casa a casa. En Facebook, esa red bajo la constante polémica por ser foco de 'fake news', el viejo Riaño ha revivido virtualmente en una iniciativa en el grupo 'Riaño Vivo'.

Desde hace algunas semanas el grupo se ha llenado de fotografías de la localidad, en la que sus usuarios comentan ubicando a la familia que la habitó. Muchos de ellos son descendientes de quienes fueron expulsados de sus casas para construir uno de los mayores embalses de España por capacidad.

La iniciativa la impulsó Miguel Angel de la Calle, uno de los moderadores, al poner unas fotos de la localidad. El objetivo de este grupo de Facebook es “intentar que la memoria de nuestros pueblos permaneciese viva, y que disfrutando de lo que aún tenemos e incluso mirando el futuro con optimismo, no nos olvidásemos del pasado y de lo que ha quedado sepultado bajo esas aguas”. El administrador del grupo, Agustín Lasai, lo corrobora, “queremos transmitir a las nuevas generaciones criadas a la orilla de un pantano, que la vida también es lo oculto, y ahí abajo, entre el lodo del pantano estamos todos sin excepción”. Sus más de 11.000 miembros lo apuntalan, la memoria de Riaño es fuerte pese a los años transcurridos.

Las fotografías recopiladas se realizaron en diversas épocas de los últimos años del viejo Riaño, explica De la Calle, que ha tirado inicialmente de archivo propio y de su hermano José Antonio de la Calle, en las que se hace un repaso de la mayoría de las casas del entonces Riaño.

El viaje a las calles de Riaño empezó con 30 fotografías de los edificios más representativos, con los criterios, explica Miguel Ángel de la Calle, “que fuesen de zonas comunes y por supuesto muy reconocibles para casi todo el pueblo”. Pero la respuesta de los miembros fue enorme y en la actualidad hay casi 200 fotografías en grupos de 15 o 20 fotos cada día en la que se recuerda cada casa y rincón. Leer los comentarios de cada fotografía es además conocer quién las habitaba y a qué se dedicaban, lo que “saca recuerdos de lo más profundo del corazón de cada riañés”.

Pero este viaje virtual a un pueblo del que ya nada queda ni bajo las aguas del pantano es singular porque como recuerda De la Calle. En esa época el pueblo ya estaba “sentenciado” y prácticamente nadie arreglaba ni remozaban sus casas, pues no tenía mucho sentido invertir en ellas, y simplemente se mantenían sin invertir en un mantenimiento adecuado que permitiese ver la belleza de muchas de ellas, pero es evidente que muchas mantenían el encanto de las viviendas de la zona“.

Fue la noche del 6 al 7 de julio de 1987 cuando por órdenes del Gobierno del PSOE se ocupó el valle mediante su militarización para destruir 9 pueblos. Y sacaron a los vecinos que quedaban y se resistían a abandonar sus casas por la fuerza. Todo el mundo recuerda a Simón Pardo, el ganadero de 54 años que se pegó un tiro cuando le fueron a sacar de su casa. Es la única víctima oficial del arrasamiento del valle de Riaño. El 21 de julio de 1987 cayó el último pueblo, Pedrosa del Rey. Y ahora apenas queda un puente medieval en ruinas, que se puede ver cuando baja bastante el pantano, como construcción de lo que allí hubo.

Los comentarios de las imágenes del grupo Riaño Vivo son ahora el mejor testimonio de la vida en el viejo Riaño, con frases como “la casa donde pasé los mejores años de mi vida” o contando anécdotas de sus habitantes. La iniciativa virtual ha permitido incluso tener recuerdos para antiguos habitantes que no pudieron fotografiar su casa o barrio, que guardarán como “oro en paño”.

Agustín Lasai explica qué se siente cuando uno observa estos recuerdos, “Todos los que nacimos en las décadas de los 50 y 60 del siglo XX, todos sin excepción, vivimos un idilio de infancia, adolescencia y tierna juventud en un pueblo ¿decadente?, pero tan lleno de vida”. Y cree que “Ahora nos damos cuenta al contemplar estas fotos, cuánto se esconde en cada metro cuadrado de su espacio, dentro de nosotros”.

Porque un factor ineludible en este viaje nostálgico es ser consciente de que buena parte de los vecinos del viejo Riaño ya que no están con nosotros, lo que ha provocado que sea, sobre todo, “la nostalgia de cientos de personas reviviendo su infancia y la presencia de seres queridos que ya no están con nosotros, pero que siguen muy presentes en espíritu en cada rincón de esas fotos, en cada ventana, en cada portalada, en cada huerta, en cada balcón de todas y cada una de las casas de esas fotos”.

El Riaño nuevo de hoy en poco se parece al viejo Riaño, aunque en sus rincones permanece la memoria del pueblo al que sustituyó, ubicado a cientos de metros pero aguas abajo del pantano. Será en las redes sociales donde la geografía urbana de este icónico pueblo desaparecido permanezca para siempre.

  • Puedes ver el viejo Riaño en imágenes en el grupo de Facebook de Riaño Vivo
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