Las murallas medievales de Salamanca, al descubierto en un libro de arqueología

Los restos que quedan de las murallas medievales de Salamanca.

ileon.com / J.M.A. (Agencia ICAL)

Carlos Macarro, arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Salamanca, presentó en diciembre su obra 'Las fortificaciones de Salamanca. Desde los orígenes hasta la repoblación', un recorrido histórico por los distintos asentamientos que poblaron el territorio que hoy ocupa la capital del Tormes y la importancia de sus construcciones defensivas, las primeras que tienen un concepto “comunal y colectivo”, según explicó.

Según la web Murallas de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, “la Cerca Vieja, primer recinto defensivo medieval de la repoblación que siguió de manera muy aproximada el trazado del castro prerromano de Salmantica y perdura en los frentes occidental, meridional y oriental del teso de las Catedrales en espacios tanto públicos como privados”. La levantó Alfonso VI de León tras conquistar Toledo y “conserva cinco torreones y sus fábricas heterogéneas son el testimonio de las numerosas reformas y reconstrucciones que ha sufrido a lo largo de la historia. Tuvo cinco puertas de acceso a la ciudad, hoy desaparecidas: la del Río, cuyo arco ojival fue derribado en el siglo XIX; el postigo ciego que va a dar al puente; la de Alcázar, al sur; la del Sol al norte y la de San Sebastián, al este”.

El arqueólogo destacó –en la presentación que durante 2020, cuyas circunstancias han sido “singulares” y en el que la gente se ha tenido que confinar–, que “ese concepto en las ciudades amuralladas era bastante normalizado en otras épocas”, entendido como reclusión colectiva intramuros. Además, Macarro resaltó, en referencia a su labor, que “en el sustrato de la ciudad se encuentran las calves de la ocupación, abandono y posterior repoblación del territorio”.

Según la web anterior “la Cerca Nueva que acogió a la ciudad medieval surgida a partir de la repoblación cuando resultó necesario proteger los arrabales que se habían ido formando. Fue construida a principios del siglo XIII –por Alfonso IX de León– y se conserva de manera fragmentaria en diversos puntos de la ciudad. En la zona comprendida entre el paseo de San Vicente y el del Desengaño se encuentra uno de sus tramos más completos, con lienzos de mampostería de arenisca parcialmente restaurados, interrumpiéndose hacia el norte hasta reaparecer de nuevo en el paseo de San Vicente, por detrás del colegio de los Irlandeses (Fonseca), con una casilla de vigilancia del siglo XVIII junto a la puerta de San Clemente, en la calle Espejo, siendo el único resto que permanece en la zona noroccidental del antiguo recinto”.

La obra Macarro está divida en dos bloques diferenciados. “Un primero más interpretativo en el que se ofrece una perspectiva de la ocupación de la ciudad desde la Prehistoria, y un segundo que ahonda en la investigación, esbozando una reconstrucción histórica de la ciudad en sus estadios más antiguos”, tal y como explicó su autor, quien añadió que “no solo se compone de investigaciones arqueológicas, sino también urbanísticas” y agradeció su colaboración a todos los investigadores que han participado en su elaboración.

Símbolos de independencia comunal

Carlos Macarro recordó además que las murallas eran símbolo de la “independencia política y sociocultural” de los pueblos que habitaban los territorios. “Era la gran obra comunal. La muralla protegía y mostraba la comunidad de intereses de los moradores de su interior. Era funcional, pero dotada con la estética de la época”, reiteró, poniendo en valor la labor investigadora en general, ya que “las reconstrucciones históricas en base a los materiales siempre están incompletas y sujetas a interpretaciones, pero la investigación nos permite ir construyendo el puzle de nuestra historia”.

Asimismo, el autor agradeció la publicación del libro al Ayuntamiento de Salamanca, reconociendo que, con independencia de su interés, “este tipo de obras no suelen tener encaje en la política editorial de muchas instituciones por su carácter técnico”. Recordó, eso sí, que “los arqueólogos contribuimos a la transformación de la ciudad de los últimos años aportando información muy específica, y tenemos el deber, para nuestros conciudadanos, de contar algo más a quien está interesado”.

Durante la presentación de la obra en el Salón de Recepciones del Ayuntamiento de Salamanca el pasado 28 de diciembre estuvo presente el alcalde de la ciudad, Carlos García Carbayo, quien se encargó de presentar a Macarro como “uno de los expertos que mejor conocen el patrimonio arqueológico de Salamanca”. Además, destacó que su conocimiento proviene del punto de vista “práctico”, por las “muchas intervenciones que ha realizado a lo largo de la ciudad”.

Acciones que, según el alcalde, están dirigidas a “proteger, rehabilitar y poner en valor el rico patrimonio artístico que posee Salamanca”, destacando como virtudes del autor, su “sensatez, sensibilidad y constancia”. Asimismo, el regidor charro enumeró algunos de los proyectos en los que Macarro ha participado durante los últimos años, entre los que destaca la recuperación de las campanas de la Catedral, las torres de la Clerecía, el Pozo de la Nieve, el solar del Botánico, la Torre de los Anaya, o la vigente intervención en el Cerro de San Vicente.

“Hemos contado con su consejo sabio y prudente y con sus trabajos a pie de campo. Porque es difícil retenerlo cuando aparece la oportunidad de excavar. Pero las murallas son una de sus especialidades”, señaló Carbayo, advirtiendo de que “las salmantinas no están tan a la vista como las de Ávila, Ciudad Rodrigo o Segovia, ni tienen su continuidad, pero estar, están”.

En este sentido, subrayó que la capital del Tormes cuenta con murallas “de muy distintas épocas y con estilos y procedimientos constructivos muy diferentes”, que están recogidas en este libro. “Carlos Macarro nos sitúa en contexto en cada una de las etapas, aportando fotografías y una detallada relación de intervenciones arqueológicas. Todo ello basándose en el conocimiento más extenso de estas infraestructuras. Es como si le hubiéramos podido acompañar en sus trabajos”, concluyó.

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