El misterioso estruendo que puso de verde la madrugada del Bierzo

El estruendo dejó esta imagen en el cielo del Bierzo. / infobierzo.com

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A la 1.19 horas de la madrugada del domingo al lunes, dos fogonazos sobre el cielo de la comarca, que se tornó en verde por unos instantes, y que pudo verse en esta circunstancia desde puntos como Fabero, Bembibre, Ponferrada o Villafranca. Dos minutos después, llegaba un estruendo lejano y profundo.

Fue lo que han escuchado y visto esta noche centenares de bercianos. Tanto es así que ya de madrugada fueron centenares de personas las que preguntan en Twitter y Facebook por el fenómeno.

Las persianas de muchas casas se levantaron para buscar alguna explicación a la vista, pero parece que había que buscar más arriba y más lejos.

Lo que vieron esta noche fue lo que los expertos llaman un bólido, o bola de fuego. Un meteoro, que no meteorito, ya que es una roca que estalla por la presión de la atmósfera en el aire y no llega a tocar la tierra. De hecho, si algún fragmento cayera al suelo se podría hablar de muchos meteoritos; pero la definición científica y técnica de aerolitos de este tipo, que no tocan el suelo con integridad, es ésta.

En la web de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos se explica que “se denomina bólido o bola de fuego a las estrellas fugaces más luminosas, aquellas que igualan o superan el planeta Venus (magnitud de brillo -4 o inferior). Estos fenómenos son producidos cuando una roca de origen interplanetario penetra en la atmósfera terrestre a velocidades comprendidas entre 11 y 73 kilómetros por segundo”. Según estos expertos “suelen ser rocas desprendidas de asteroides, cometas o, más raramente, de la Luna o Marte”. Las personas que lo hayan visto en directo pueden ponerse en contacto con ellos en este enlace para enviar información sobre lo ocurrido.

El misterioso fenómeno fue visto numerosos puntos del noroeste de España, entre el Bierzo, Lugo, e incluso en A Coruña y Pontevedra, según constata el relato de perfiles y grupos de dichas ciudades en Facebook y Twitter, que a esta hora se preguntan qué ha surcado los cielos.

Habrá que esperar unas horas para consultar en fuentes de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) y la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) sobre lo que han detectado sus sistemas.

La caída de un meteorito es extremadamente rara

En este blog sobre este tipo de meteoros explican que “aunque exista una bola de fuego espectacular que constituya un avistamiento multitudinario, no se debe hablar de meteoritos hasta que no existe un ejemplar que ha podido ser estudiado y se ha verificado su origen extraterrestre. Además, los casos en que se ha producido un evento de tipo bola de fuego y simultáneamente ha tenido lugar un impacto meteorítico visible son muy escasos, contados con los dedos de las manos en toda la historia de la meteorítica”.

El bólido más conocido es el de la gran explosión de Tunguska de 1908 en la demarcación de Yenisek (Siberia). Se cree que la enorme destrucción que causó se debió a un enorme meteoro (llamados meteoroides, rocas grandes que no llegan al tamaño de un asteroide), pero no a un meteorito, puesto que estalló en el aire y no se encontró cráter o resto alguno al ser una zona pantanosa.

“Por ejemplo en 1959, cerca de Praga, conocido como evento Pribram o, en 1992, el espectacular ocurrido en Peekskill (Nueva York). Es por ello que en todos los estudios sobre meteoritos es esencial determinar si se trata de una ”caída“, con evidencias de impacto o delante de testigos o si, por el contrario, el ejemplar meteorítico simplemente se ha encontrado, lo que se conoce como un hallazgo”, apunta.

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