El esperpéntico viaje con un inesperado actor de reparto en una despedida de soltero con destino León

Una furgoneta de reparto de paquetería en la capital leonesa.

Desde hace unos años para acá, es notorio que León capital es un destino preferencial para la celebración de las despedidas de soltero, esas fiestas más o menos excesivas y no pocas veces esperpénticas en las que los amigos del novio o de la novia agasajan a éstos con la última supuesta juerga antes de que contraigan matrimonio. Y en las que la originalidad, siempre difícil de superar, suele ser la tradición que mas divierte a sus participantes.

Las escenas que cada fin de semana dejan estas celebraciones por León forman ya parte del paisaje de la ciudad pero nunca se puede decir que se ha visto todo. Y si no, que se lo digan a los protagonistas de la última ocurrencia de un grupo de amigos de una conocida localidad de la comarca del Páramo leonés que decidieron celebrar en León su fiesta del fin de la soltería.

Como ha podido confirmar iLeon.com de fuentes solventes, todo comenzó recientemente en esta localidad paramesa, cuando una empresa de reparto de paquetería recibió un viernes el encargo de acudir a recoger un paquete para enviarlo a León capital.

Se trataba de una caja de considerables dimensiones, aproximadamente del tamaño de un frigorífico. Habían contratado el servicio especial de entrega en dos horas como máximo y el empleado se puso manos a la obra: cargó el paquete en su furgoneta de reparto e inició el viaje.

El destino era un establecimiento hostelero de la capital leonesa. La persona que allí se encontraba fue avisada de que se le entregaría un envío que ésta no eran consciente de haber encargado, pero sin saber muy bien cuál era su procedencia se avino a recibirlo. Cuando vio el tamaño del paquete insistió en que no iba a recepcionar nada sin conocer detalle alguno del mismo, no haciéndose responsable de él.

La sorpresa llegó cuando, en el transcurso de la conversación, un grupo de jóvenes llegó hasta ese establecimiento hostelero conteniendo a duras penas la risa, admitiendo que ellos habían sido los responsables de haber contratado el servicio para entregarlo en esa dirección.

Cuando procedieron a abrir la caja, de su interior salió otro chico, el futuro novio y protagonista de la despedida de soltero, que no había dado hasta entonces señal alguna de su presencia en todo el tiempo que duró su viaje por carretera dentro del paquete.

Sin denuncia

Gracia no es que le hiciera precisamente al repartidor de la compañía, que recriminó duramente al grupo su actitud, visible y razonablemente nervioso ante el hecho de haber sido responsable del transporte de un ser humano sin él saberlo. La persona del establecimiento hostelero no salía, tampoco, de su asombro.

Al final, entre palabras de disculpas, los impulsores de la 'gracia' asumieron que su intento de ser originales en el viaje del novio hacia el destino de su fiesta quizá se les había ido de las manos.

No consta que se interpusiera denuncia alguna por este hecho. Pero la escena difícilmente será olvidada por todas las personas implicadas en uno de los principios de una celebración de despedida de soltero más irresponsables y surrealistas que hayan podido vivirse jamás en León.

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