60 sensores medirán la calidad del aire en establecimientos y espacios de León capital

El alcalde de León, José Antonio Diez, presenta un estudio de la calidad del aire en espacios cerrados. Junto a él, el doctor Pedro José Cosamalón (D) y el catedrático de Sanidad Animal, Elías Rodríguez Ferri (I). / Campillo / ICAL

Miriam Badiola / ICAL

El Ayuntamiento de León colocará un total de 66 sensores de medición de concentración de dióxido de carbono en el interior de diferentes establecimientos hosteleros e instalaciones municipales y particulares para medir la calidad del aire en un plan piloto con el que se pretende crear el sello de calidad 'Local con calidad del aire controlada' para “generar confianza en los ciudadanos”.

Así lo anunció hoy el alcalde de León, José Antonio Diez, el comité asesor de la covid y representantes de la Cámara de Comercio de León y el Círculo Empresarial Leonés (CEL), donde explicó que la idea se ha venido desarrollando desde el mes de diciembre a raíz de la creación del comité asesor en relación a la covid-19 para “buscar alternativas para no cesar la actividad económica”.

Para ello, se colocarán sensores en autobuses, iglesias, teatros, centros deportivos, bibliotecas, establecimientos de hostelería, residencias de mayores y guarderías, entre otros, que permitirán hacer “un seguimiento continuo de los niveles de dióxido de carbono y calidad de aire” y que contarán con “un sistema de alarma para poder tomar medidas correctoras” como la ventilación.

Todo ello con el objetivo, según expuso Diez, de “generar confianza en los ciudadanos” para que “puedan acceder a su interior sabiendo que hay sistemas de control y garantía”.

El Consistorio leonés pretende que esta prueba piloto “de magnitud controlada” permita “validar el sello de calidad”, para lo que además se ha presentado el plan a la Consejería de Sanidad para que “lo entienda como positivo” y así poder “trasladarlo al general de la ciudadanía”.

Un piloto que, tal y como puso de relieve el profesor Elías Rodríguez Ferri, permitirá que en un plazo de entre uno y dos meses, “haya información suficiente para poder extrapolar los datos”.

Ferri puntualizó que se ha elegido la colocación de sensores de dióxido de carbono debido a que suponen “el mejor indicador en relación a la concentración interna de un local, ya que se asocia a la actividad biológica y pone de manifiesto el grado de seguridad”.

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