Sobrevivir con las migajas de lo grande y sonreír cada mañana

Carmen Mayo, alcaldesa Murias de Paredes. / LNC

Como alcaldesa de un pequeño municipio en el que la máxima preocupación de esta Corporación y de los pedáneos y pedáneas son los quince pueblos del Ayuntamiento, no puedo por menos que sentir angustia y desconcierto ante la posible situación que se podría producir hoy al no apoyar al Gobierno en la prórroga del Estado de Alarma por la pandemia del coronavirus.

Formamos parte de lo que se suele llamar lo pequeño, del bucólico mundo rural, de ese que todos observan y en el que muy pocos se ponen a trabajar para mejorarlo.

Sabemos muy bien lo que es llegar a acuerdos y aprendemos cada día como combatir la dificultad y sacar siempre algo positivo.

Intentamos no perder de vista el objetivo por el que trabajamos y en este caso tenemos muy claro que es por la salud de nuestras gentes.

Nos gusta la gente que aporta ideas, que busca soluciones aunque se equivoque, que a pesar de las críticas y las zancadillas sigue pensando en lo que es prioritario. Con propuestas, con argumentos y con diferencias se debería de tejer la política.

El o la que se acerque hoy al Congreso sin propuestas claras en torno a cómo proteger la salud y a los colectivos que día a día dejan su vida en este intento tendría que ser encerrado o encerrada en las “mazmorras de lo inútil”, porque este país merece más respeto y tiene más altura de miras.

Os invitamos a aquellos y aquellas que tengáis dificultades a pasar por estos territorios que están acostumbrados a sobrevivir con las migajas de lo grande y a sonreír cada mañana.

Quiero cerrar esta reflexión haciendo referencia a la intervención de Mónica García en el Pleno monográfico sobre la Covid-19 en el que mencionaba una cita de uno de los precursores de la Psicología Humanista, Carl Rogers: “La única persona que no puede ser ayudada es la que culpa a los demás”.

Mª Carmen Mallo es alcaldesa de Murias de Paredes.

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