Ganado en vez de Justicia y carbón en el séptimo aniversario de la muerte de seis mineros en el Pozo Emilio del Valle

El ganado vacuno, bueyes y vacas, emplea ahora el recinto minero en Santa Lucía de Gordón como cuadra.

Carlos J. Domínguez

Este miércoles se cumplen con exactitud siete años del accidente minero que puso el broche negro con seis vidas humanas al historial de siniestros mortales de la minería de carbón leonesa, sector hoy también muerto y enterrado.

Y en el lugar de los hechos, en el acceso al Pozo Emilio del Valle de la empresa Hullera Vasco Leonesa, el dolor interminable de las familias de las víctimas, los abrazos y llantos, la tensión, la expectación de los medios y periodistas de hace hoy siete años ha dado paso a una estampa verdaderamente inusual: la zona es una cuadra, una finca de pastoreo, lugar de reposo de una recua de ganado vacuno que custodia con su lento deambular la memoria de lo ocurrido.

El nuevo uso de un recinto que es símbolo del sufrimiento del mundo del carbón leonés cuenta con el consentimiento mercantil de los actuales gestores de las 'ruinas' de la Vasco, la firma ABC Concursal a la que el Juzgado de los Mercantil 1 de León cedió la gestión de una HVL en quiebra desde 2015, la compañía para la que el accidente del pozo Emilio del Valle el 28 de octubre de 2013 fue la puntilla sentimental.

Los nuevos administradores ya han demostrado una curiosa pericia para tratar de seguir haciendo negocio con todo aquello que les resulta posible tras el despido de sus 800 trabajadores en el año 2015, por ejemplo con nuevas extracciones de esta escombrera o esta otra, con empresas a ellos mismos vinculadas, e incluso provocando las quejas de Ecologistas en Acción por intentar sacar aún partido al inmenso cielo abierto que quedó tras arrasarse la montaña, entre otras cosas porque prevé voladuras a 400 metros de algunos pueblos o apenas 100 del río Bernesga, las vías de tren o la carretera nacional a Pajares.

Ahora, ha sido un ganadero de Santa Lucía de Gordón quien, interesado por un terreno tan óptimo, asegura haber comprado a la concursal ese terreno hace cerca de medio año.

Así se explica la estampa por la que vacas y bueyes reposan junto al castillete del dolorido pozo, el cual pronto será derruido.

Al margen de este cambio de uso del antiguo escenario minero, continúan esperando Justicia los seres queridos de los seis mineros que murieron entonces, a las 13.25 horas de aquella fatídica jornada: Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Orlando González, José Luis Arias y Roberto Álvarez, todos ellos trabajadores del macizo 7 del también llamado Grupo Tabliza en Santa Lucía de Gordón.

El escape de grisú que nadie remedió aunque fuera sospechado -llegó a ser despedido un ingeniero por negarse a entrar ante sus dudas de inseguridad-, según algunos informes, dejó a los seis en cuestión de segundos con apenas el 1% de oxígeno, sin tiempo siquiera para reaccionar.

Hoy, el lento deambular del ganado que se ha acomodado en el luctuoso escenario simboliza también la eterna lentitud de un proceso judicial que aún siete años después mantiene en vilo a los familiares de las víctimas en espera de Justicia.

Si nada se retrasa más, serán finalmente 16 los acusados que se sentarán en el banquillo el próximo mes de abril de 2021, entre ellos buena parte de la cúpula de la Hullera Vasco Leonesa, para los que la Fiscalía pide penas de tres años y medio de prisión e indemnizaciones que oscilan entre los 1,1 millones de euros para los herederos de los muertos y 770.000 euros para los heridos, amén de penas más duras por parte de las acusaciones y la solicitud de libertad sin pena alguna por que abogan los letrados defensores de todos los acusados.

El ganado seguirá rumiando con calma al pie de la mina maldita mientras se cierra, más de siete años después, el último capítulo mortal de un sector que ya es un fantasma en toda la provincia y en todo el país.

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