Homenaje a las víctimas de la violenta represión en Corporales contra la guerrilla antifranquista

El guerrillero Pedro Juan Méndez, muerto en 2012, superviviente del brutal 'cerco' de Corporales.

Este sábado 25 de junio, a partir de las 12.30 horas, en la localidad de Corporales, en la comarca de La Cabrera, tendrá lugar un emotivo homenaje a quienes padecieron la represión en el llamado 'cerco de Corporales', el ataque indiscriminado de la Guardia Civil a la guerrilla antifranquista en esta localidad.

Una represión que de manera directa sufrieron los dos hijos varones de una vecina, Manuela Liébana, Mariano y Laurentino -de 26 y 24 años- que habían sido detenidos durante el combate, y que fueron asesinados durante su traslado a Truchas, justificando el régimen sus muertes como respuesta a un intento de fuga.

Ambos eran hijos de la dueña de la casa donde los guerrilleros, un grupo de cuatro componentes del último grupo que pervivía en la provincia de León, encabezado por el mítico Manuel Girón, y fueron directamente ajusticiados ante la rabia de que los del monte habían conseguido escapar a pesar del inmenso operativo para cercarles y darles caza.

En el mismo lugar donde se produjeron tales los crímenes se inaugurará un monolito en su recuerdo y en el de todas las personas que sufrieron las terribles consecuencias de la guerra y la dictadura de extrema derecha dirigida por el general Francisco Franco.

Los hechos ocurrieron el 14 de enero del año 1951. Fue Maximino González, molinero de profesión, quien informó al cabo primero de la Policía Armada de la presencia de varios guerrilleros, ocultos en una casa de la localidad, propiedad de Manuela Liébana.

Al amanecer del día siguiente, un numeroso contingente de miembros de la Guardia Civil y la Policía Armada rodeó la manzana donde se encontraba la casa, iniciándose un combate que se extendería durante horas, entre fuerzas represivas -al que se unieron refuerzos durante todo el día, hasta sumar más de ochenta- y los cuatro guerrilleros que lideraba el propio Girón, relata y ha documentado Santiago Macías, entre otros en su libro 'El monte o la muerte'.

Durante el combate, los resistentes llevaron a cabo una acción que les acabaría salvando la vida de manera casi milagrosa: mientras unos respondían a los disparos de las fuerzas, el resto pudo ocupar las viviendas colindantes, abriendo boquetes en las paredes de manera consecutiva, así hasta llegar a unir interiormente un total de catorce edificios.

A la mañana siguiente, una vez cesado el fuego, las fuerzas represivas entraron en la vivienda descubriendo que en su interior no había rastro de los ocupantes. El balance del combate fue de tres víctimas mortales; dos guardias (Agustín Puente y Manuel Combarros) y un vecino de la localidad (Ángel Morán) al que las fuerzas confundieron con un guerrillero.

La represalia

Pero las represalias contra los enlaces no se hicieron esperar: los dos hijos varones de Manuela Liébana, Mariano y Laurentino -de 26 y 24 años- que habían sido detenidos durante el combate, fueron asesinados durante su traslado a Truchas, justificando sus muertes como respuesta a un intento de fuga.

Cabe recordar que el 'chivato', el molinero, acabó siendo admitido en el cuerpo de la Guardia Civil, al que había intentado acceder sin éxito hasta aquel momento.

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