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La contratación de falsos autónomos obliga a la Filarmónica de Málaga a reprogramar sus conciertos

Filarmónica de Málaga en el Teatro Cervantes, en una imagen de archivo

Néstor Cenizo

Málaga —

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La Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) ofreció este jueves el primero de dos conciertos consecutivos en el Teatro Cervantes bajo la batuta de Ligia Amadio, una prestigiosa directora de orquesta brasileña. Amadio, traída para la ocasión, se vio obligada a improvisar: en lugar de la Primera Sinfonía de Elgar, como tenía previsto, la orquesta abordó el Concierto para Clarinete de Carl Nielsen y, como plato fuerte, la Sinfonía nº 7 de Beethoven, cuyas partituras fueron recuperadas del archivo a toda prisa hace cuatro días.

El motivo del repentino cambio de programa, una situación excepcional y casi dramática en los conciertos de música clásica, es que no hay músicos suficientes para abordar con garantías la obra de Elgar. La maestra brasileña contaba con cuatro violas y cuatro violonchelos para un repertorio que requiere, al menos, diez violas y ocho violonchelos. También falta una trompa solista y un contrafagot. Así que al ver el panorama, Amadio puso pie en pared.

“Dijo que esto no se podía tocar”, relata Carlos Rodríguez, presidente del comité de empresa de la OFM, quien denuncia que la situación no es nueva, y que la sección de cuerda suele contar con entre 35 y 40 músicos, en lugar de los 50 previstos en la plantilla original. “Hasta ahora se salía con lo que hay, como un equipo de fútbol que sale con siete. Como va a sonar algo, tiramos para adelante…”, explica González, que recuerda un episodio parecido durante la visita de Maximiliano Valdéz, y habla de “ridículo” ante maestros internacionales.

Si hasta ahora no se había notado es porque la Inspección de Trabajo acaba de intervenir limitando las contrataciones temporales que hasta ahora sostenían la orquesta. “Sufrimos una inspección, que ha determinado que no podemos utilizar los contratos de prestación de servicios regulados por la ley de contratos”, explica Juan Carlos Ramírez, gerente de la OFM, que argumenta que hay “un problema de atadura a los procedimientos administrativos”, cuyos tiempos “no se corresponden con las necesidades de una orquesta”, que necesitaría irremediablemente de los temporales.

La resolución de Trabajo, que constata contrataciones eventuales irregulares y una merma en los derechos de los trabajadores sancionable con hasta 750.000 euros, “ha obligado” (según Ramírez) a agilizar las bolsas y las ofertas de empleo público para incorporar nuevos músicos que palíen la situación de una plantilla ya muy menguada, a la que la falta de los temporales ha dejado en cuadro.

Bajas el viernes para ahorrar el descanso semanal

El pasado marzo, la Inspección de Trabajo comprobó lo que venía ocurriendo desde hace tiempo: la OFM, un consorcio público integrado por la Junta de Andalucía y el ayuntamiento, ha tenido durante años a cincuenta de sus músicos sin dar de alta en la Seguridad Social. Además, a muchos les ha hecho encadenar contratos temporales de lunes a viernes, dándoles de baja el sábado para ahorrarse el descanso semanal, y contratándoles nuevamente el lunes (o el martes, si había concierto el domingo).

La subinspectora comprobó todo presentándose en el local de ensayo el 11 de diciembre. Pidió los contratos de trabajo, recibos y finiquitos de los últimos cuatro años y concluyó que, junto a los trabajadores indefinidos, había temporales contratados sólo de lunes a viernes. A pesar de que todos preparan las mismas obras, los primeros perciben sus retribuciones y cotizan por los 30 días del mes; los temporales, sólo de lunes a viernes.

La concatenación de contratos temporales “cuya única interrupción se debe al disfrute de los días de descanso semanal o festivos en los que no se trabaja” supone un perjuicio a los trabajadores, que ven reducida su vida laboral y sus días de cotización, según la documentación de Trabajo a la que este medio ha tenido acceso.

Según el gerente, es una fórmula para sustituir jubilaciones, y cuando se contrata por cinco días es porque se corresponde con el plan de trabajo de la orquesta, que ensaya en ese periodo. Preguntado por si conoce alguna otra orquesta en la que se haga así, Ramírez dice desconocerlo. Sin embargo, la Inspección advierte de que la Filarmónica no puede escudarse en que hace contratos temporales por cada obra que prepara, ya que dichas obras se engloban en un programa general establecido con antelación, del que conoce el número exacto de participantes.

Además, la Inspección comprobó que, en los últimos tres años, medio centenar de músicos habían prestado servicios sin estar dados de alta en la Seguridad Social, y dejó constancia de los hechos en sendas actas de infracción y liquidación.

La sanción por una falta grave se sanciona de 3.000 a 10.000 euros por trabajador, más un recargo del 50% por afectar a 50 trabajadores. En total, la Filarmónica podría tener que abonar entre 225.000 y 750.000 euros, según los cálculos del comité de empresa. Ramírez asegura que la sanción propuesta es la mínima, sin desvelar la cifra. También dice que la ha recurrido.

Presupuesto garantizado

Aunque la sanción se ciñe a lo ocurrido desde enero de 2021, González dice que se trata de una práctica con más de diez años de antigüedad, que ya ha sido denunciada con anterioridad. Entonces, la denuncia no llegó a buen puerto. “Si esto hubiera ocurrido en una empresa privada, ya la hubiesen crujido”.

La Filarmónica de Málaga tiene 92 trabajadores, de los que 79 son músicos. Cuenta con un presupuesto anual de 6.300.000 euros, de los que la Junta de Andalucía y ayuntamiento garantizan a medias 5.760.000, y el resto se ingresa vía entradas.

Los costes laborales están garantizados: casi cinco millones se destinan a gastos de personal, que en los Presupuestos se engloba casi exclusivamente en una partida de “personal laboral fijo”. Sin embargo, en los últimos años la ejecución de esta partida (y por ende, del presupuesto) ha estado sistemáticamente bastante por debajo de lo presupuestado, gracias a que en lugar de personal fijo, una parte sustancial de los músicos son personal temporal, con el consiguiente ahorro empresarial.

Por ejemplo, en 2021 se gastaron 500.000 euros menos en este concepto, según el informe económico de los Presupuestos. “Actualmente hay 24 plazas vacantes por distintos motivos, y en vez de cubrirse (porque se tiene el dinero), se decide esta semana sí, esta no”, explica González. Esto ha generado un remanente que ronda actualmente los dos millones de euros.

“El dinero da para pagar las nóminas sin ningún problema. Pero no se quiere gastar, porque lo que hace que el gerente siga sentado en su sillón es que todos los años presente superávit en las cuentas”, asegura el representante sindical, que recuerda que cómo el consistorio ya echó mano de ese sobrante en el pasado. “En 2011 teníamos seis millones, llegó la crisis, encontraron ese dinero y lo cogieron para financiar feria, festival de cine y varias cosas que nada tienen que ver con la orquesta”.

Denuncia de la asociación profesional

La peculiar situación de la Filarmónica de Málaga motivó que la Asociación de Músicos Profesionales de Orquestas Sinfónicas (AMPOS) alertara del riesgo para la “integridad” de la orquesta y solicitara el cese del gerente Juan Carlos Ramírez, en una carta al alcalde Francisco de la Torre (PP), la concejala de Cultura Mariana Pineda y José Ángel Vélez (secretario general de Cultura de la Junta de Andalucía), máximas autoridades del consejo de administración del consorcio que rige la Filarmónica.

Además de las irregularidades en la contratación ya constatadas por Trabajo, le imputaban el incumplimiento “sistemático” del convenio colectivo y de la obligación de implantar un plan de igualdad, y una voluntad de obstruir la labor del comité. “La permanencia de Juan Carlos Ramírez Aguilar en su cargo resulta insostenible y contraproducente para los intereses de la cultura y la música de su ciudad”, decía la misiva.

“Todas las orquestas tienen sus problemas, pero se da el caso de que en Málaga se aglutinan todos los problemas”, lamenta Rodríguez, que denuncia que la intervención de Trabajo y el escándalo no han variado gran cosa. “La empresa sigue haciendo exactamente lo mismo, pero le dice al trabajador: el día ininterrumpido de descanso se lo damos el lunes (que hay ensayo) y el martes por la tarde. Se lo dan cuando no corresponde, y eso afecta al desarrollo de la actividad orquestal”.

Ramírez sugiere un cambio de régimen jurídico, de modo que la OFM se convierta en una sociedad anónima (pública) para “dar más agilidad, y evitar estos problemas de tiempo por cumplir la normativa laboral” contratando a la manera que la Inspección acaba de censurar.

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