La odisea de volver a casa desde el confín de África

Santiago Fernández, trabajador berciano de una empresa eólica atrapado en Johannesburgo (Sudáfrica) por la pandemia del coronavirus.

D. Álvarez / ICAL

Un grupo de 47 trabajadores españoles se encuentra atrapado en la ciudad de Johannesburgo, la más grande y poblada de Sudáfrica, debido al cierre del espacio aéreo que el país africano ha decretado para hacer frente a la pandemia del coronavirus Covid-19. Tras establecer una cuarentena obligatoria de 21 días, las autoridades locales planean extender el cierre por tres meses en caso de detectar un aumento del número de infectados, lo que dificultaría el regreso a casa de este contingente. “Ese es el miedo que tenemos”, explica el berciano Santiago Fernández, que reclama ayuda a las autoridades españolas para “agilizar el retorno” antes de que las medidas de restricción de la circulación se endurezcan.

Al respecto, el grupo de españoles se encontraba trabajando en la construcción de un parque eólico en las cercanías de esta ciudad en la que la selección española de fútbol se proclamó campeona del mundo hace ahora casi diez años. Pertenecientes a tres subcontratas distintas, los trabajadores intentaron volar a España la semana pasada, antes de que las medidas de confinamiento llegasen al país en el que trabajaban. “Justo el día que llegamos a Johannesburgo cerraron el espacio aéreo”, lamenta Santiago, cuya empresa le asegura que mantiene contacto diario con la embajada en el país y que está haciendo “todo lo posible” por acelerar su regreso.

En ese sentido, Santiago reprocha a la compañía que “ajustara demasiado” las fechas del regreso y confía en que, tras la solicitud de ERTE presentada por la dirección, la situación “quede en manos del Gobierno”. “Yo creo que el fallo fue un poco de la empresa, tendríamos que haber vuelto antes”, lamenta.

Alojados en unos pequeños apartamentos turísticos cerca del aeropuerto -“lo que encontramos abierto ese día”-, el berciano asegura que por el momento, al grupo de españoles no les falta de nada. “Tenemos un supermercado a cien metros, pero aguantar tres meses aquí sin empleo y con una dieta reducida a 35 euros al día para alojamiento, desayuno, comida y cena en un país extranjero no es viable”, explica.

En esa línea, uno de sus miedos consiste en desconocer cómo puede afectar la pandemia a un país como Sudáfrica. “Aquí no se puede beber agua del grifo, no sabemos si habrá una subida de precios en los supermercados”, explica, a más de 8.000 kilómetros de distancia de su casa.

A última hora de ayer, la Embajada española en Sudáfrica informó a través de su cuenta de Twitter de que el gobierno del país africano ya ha dado luz verde a los vuelos de repatriación europeos, que deberían empezar a operar en la jornada de hoy. “Seguimos trabajando para que puedan regresar a España cuanto antes”, asegura el mensaje dirigido a los no residentes en el país.

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