La provincia de León tuvo, según el INE, un 56% de fallecimientos más en el estado de alarma comparados con los de 2019

La pandemia del Covid-19 ha hecho pasar muy malos momentos. Foto: César Sánchez / ICAL.

J. López de Uribe / Agencia ICAL

La provincia de León superó los dos mil muertos desde el 14 de marzo hasta el 24 de mayo, según la previsión del Instituto Nacional de Estadística dada a conocer hoy. Eso indica que tuvo un exceso de fallecimientos de 737 personas en lo más duro de la pandemia del coronavirus, un 56,2% más.

Esto se puede comprobar en el Informe del INE sobre Estimación de Defunciones Semanales durante el Brote de Covid-19, que ha salido a la luz hoy y en el que las muertes en León se dispararon en las once primeras semanas del estado de alarma que en las mismas fechas del año pasado. En España la media de exceso de fallecimientos fue de un 67% y en la autonomía de las regiones de León y Castilla la Vieja un 78,1%.

En las cifras ofrecidas por el INE, el exceso de muertes en España fue de 48.000 y esta estimación se ha realizado añadiendo un 7% de población que no se tenía en cuenta en el informe del MoMo, que apuntó 43.000 –pero en la cuenta del Instituto de Salud Carlos III (IscIII) faltan unos 3,3 millones de españoles de varias poblaciones importantes de Madrid y Castilla y León, comunidades especialmente afectadas por el coronavirus–, utilizando “los datos actualizados de Inforeg, combinados con los datos históricos de la Estadística de Defunciones con el fin de estimar las defunciones ocurridas durante el brote de Covid-19”, como explican en este artículo de 'El Confidencial'.

De todas maneras hay que tener en cuenta que no todos los fallecidos que exceden la media lo fueron en concreto afectados por el coronavirus; aunque también se puede decir que sí por causa de los efectos colaterales de la pandemia, ya que muchos de ellos murieron al no poder ser tratados de la forma adecuada al estar colapsada la sanidad pública por los pacientes con la Covid-19.

Las semanas más duras en León

En la provincia de León las semanas más duras en números de personas fallecidas se centraron el 22 de marzo y el 26 de abril. Cuando en la semana anterior al estado de alarma los muertos eran similares a los de 2019, con 134 en una semana, en la primera del confinamiento aumentó a 192 en la provincia y en las posteriores se dieron los picos más altos con 291, 315 (el máximo en la del 5 de abril), 226, 210 y 204; a partir de entonces los números vuelven a 135.

Sin embargo, pese a volver a números similares a los de primeros de marzo, también resultan excesivos ya que corresponde a la semana que finaliza el 5 de mayo –la siguiente se producirían 116, la del 17 un total de 98 y la del 24 subiría otra vez a 135– y se daban un total de muertes (no todas Covid) que excedían más o menos en un 30% las que se produjeron en la provincia leonesa durante las mismas fechas en 2019. Antes del 15 de marzo los excesos eran del 0,03%, e incluso la segunda de febrero llegó a bajar un -2,63%; aunque las tres primeras semanas de enero fueron superiores al 14%, partiendo del 32% de la primera del año.

Para comparar el impacto del coronavirus en 2020 hay que tener en cuenta que ninguna semana de 2019 tuvo una diferencia superior al 6% respecto a las muertes 2018; y ésta fue en febrero, un mes que se situó entre el 2,29% y un máximo del un 5,92% de aumento. Y en la segunda semana de enero del año pasado llegó a bajar un -7,52% con respecto al año pasado.

Un 78% más en Castilla y León

Por su parte la Agencia ICAL informa en un teletipo que la Comunidad Autónoma de Castilla y León registró un total de 10.757 fallecidos desde la semana en que se declaró el estado de alarma (14 de marzo) hasta la del 24 de mayo (once semanas), lo que supone un aumento del 78,1 por ciento, respecto a las registradas en el mismo periodo del año anterior, en datos absolutos, 4.717 muertes más, según un informe del INE sobre Estimación de Defunciones Semanales durante el brote de Covid-19 (EdeS).

El documento, analizado por esta agencia informativa autonómica, pone de relieve que las peores semanas de la pandemia fueron la número 13 (23 de marzo), 14 (30 de marzo), 15 (6 de abril) y 16 (13 de abril) de este año, cuando perdieron la vida en números absolutos 1.626; 1.774; 1.421 y 1.131 personas, con incrementos respecto a los mismos días de 2019, del 206,2; 231,6; 156,1 y 124 por ciento, respectivamente.

El estudio semanal pone de relieve la mejoría en las cifras de fallecidos a media que avanzaba el estado de alarma, ya que en la semana 20 del año (11 de mayo), el número de fallecidos ascendió a 506, un 12,5 por ciento menos que en 2019; y en la 21, la última que abarca el análisis, perecieron 547, con un ligero aumento del 3,8 por ciento.

Las cifras se fallecidos se dispararon durante las semanas de estado de alarma en Castilla y León, en todas las provincias, excepto en Zamora, donde solo crecieron un 16,7 por ciento, hasta los 698 muertos. En el extremo opuesto, los muertos crecieron un 189,6 por ciento en Segovia, con 1.083 defunciones; un 158,2 por ciento en Soria, hasta los 581; y un 128,1 por ciento en Salamanca, con 1.857, los territorios con peores datos.

Palencia tuvo un aumento de fallecidos más moderado, un 30,9 por ciento, con 598 personas malogradas; seguida por León, un 56,2 por ciento más y 2.048 muertos; y Burgos, con una subida del 60,8 por ciento, y 1.291 fallecidos. Asimismo, en la provincia abulense perecieron en las once semanas de estudio, 781 personas, con un aumento del 73,2 por ciento; y en Valladolid murieron 1.804, con un avance de la mortalidad del 79,1 por ciento.

Estos datos provocaron que en las primeras 21 semanas del año, el número de fallecidos en Castilla y León sumara los 16.819 individuos, con un aumento en 4.210 personas, y una subida porcentual del 33,39 por ciento. El INE observó en el conjunto nacional 225.930 fallecimientos, con un aumento del 24,1 por ciento (43.945 más) respecto al mismo periodo de 2019.

Por comunidades autónomas, los mayores aumentos de defunciones en las 21 primeras semanas del año se dieron en Madrid (72,7 por ciento); Castilla-La Mancha (58 por ciento) y Cataluña (41 por ciento). Por el contrario, los menores incrementos se observaron en Baleares (0,5 por ciento) y Murcia (1,1 por ciento).

Por sexos, en el acumulado del ejercicio perdieron la vida en Castilla y León 8.491 hombres y 8.328 mujeres, lo que supone que el colectivo masculino vio perecer a 2.197 individuos más que en 2019; y el femenino sumó 2.013 defunciones a las cifras del año anterior.

Asimismo, un análisis por edades, constata que el crecimiento de las defunciones se cebó con los grupos de mayores. En concreto, las defunciones de personas de 90 y más años, alcanzaron las 5.583, que suponen 1.380 más que en el mismo periodo de 2019. Asimismo, el grupo de mayores de entre 85 y 89 años perdió 4.030 efectivos, lo que supone 1.133 más que en las mismas semanas que el año anterior. Asimismo, fallecieron 2.346 personas con entre 80 y 84 años, 549 por encima del dato del año pasado.

Por provincias, el acumulado de defunciones del año, se redujo en Zamora (1.179 muertos) un 3,6 por ciento; y creció en Segovia (1.475), un 94,7 por ciento; en Soria (827), un 65 por ciento; en Salamanca (2.720), un 55,3 por ciento; en Ávila (1.188), un 30 por ciento; en Valladolid (2.843), un 34 por ciento; en Burgos (2.098), un 25,1 por ciento; en León (3.455), un 27,4 por ciento; y en Palencia (1.054), un 9,4 por ciento.

Compromiso social

El INE destaca que atendiendo a su compromiso social para ofrecer información que pueda ser relevante para los ciudadanos en el contexto de la pandemia del coronavirus pone en marcha hoy una operación experimental dedicada a la estimación semanal del número de defunciones por provincias e islas. El INE aborda este proyecto con datos actualizados recibidos desde los Registros Civiles combinados con información histórica de la Estadística de Defunciones, con el fin de estimar las defunciones ocurridas durante el brote.

El objeto es el estudio de las defunciones semanales ocurridas durante 2020 y su comparación con los datos históricos desde el año 2000, lo que permite “interpretarlos con una perspectiva histórica necesaria, dada la variabilidad que presentan las defunciones a lo largo del tiempo”. Así, en el proyecto convivirán tres tipos de datos, definitivos (defunciones de 2000 a 2018), provisionales (inicialmente, todos los de 2019) y estimados (desde 2020).

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