La segunda ola del coronavirus baja la edad de ingreso y sube la mortalidad en hombres

Peio García / ICAL. Servicio de Urgencias del Hospital de León

S. Calleja / ICAL

El temporal de SARS-CoV-2 sigue azotando a los hospitales de Castilla y León donde la presión crece día a día y a los que cada vez llegan pacientes más jóvenes y sin patologías previas. No en vano, ya existen ejemplos de ingresos Covid-19 en unidades de críticos en gente con apenas 30 años.

Aquellos que pudieron surfear la primera ola con menor impacto en su salud, ahora están siendo atrapados en un mar de niebla donde la esperanza sigue puesta en la llegada de la vacuna. Mientras surten efecto las medidas restrictivas para domar esta segunda ola, los ingresos siguen creciendo y se espera un temporal de 15 días complicados en las UCI donde la mortalidad no baja, crece.

Una foto fija sobre los ingresos hospitalarios en la red de Sacyl en abril y septiembre arroja una caída en casi cuatro años de la edad de entrada en planta, que pasa de los 70,9 a los 67,11, con mayor incidencia entre las mujeres, que ha evolucionado de 72,18 a 67,8 años, mientras que en el caso de los hombres pasa de 69,9 a 66,59. En los ingresos en UCI la edad se mantiene, al evolucionar de 62,86 a 62,83 años, pero se han dado casos de personas con 18 y 29 años, y baja de forma significativa entre las mujeres. Si en abril la edad media de ingresos en este sexo fue de 62,86 años, ahora está en 56,81. En varones sube de los 62,86 a los 66,69 años, según los datos aportados a Ical por la Consejería de Sanidad.

Respecto a las cifras de pacientes atendidos que acaban ingresados, los porcentajes se aproximan por sexos. Si en abril el 56,37 por ciento eran varones, en septiembre representaron el 57,16 por ciento. En el caso de las UCI, también hay mayores cifras en el sexo masculino, con un 70,45 por ciento en abril, que baja al 60,87 en septiembre, frente al grupo femenino, que pasa de un 29,55 a un 39,13, respectivamente.

En cuanto a los pacientes que fallecieron que ingresaron en los hospitales, se observa mayor letalidad entre los varones a lo largo de las dos olas. En concreto, de los que fallecieron en UCI en abril el 70,55 por ciento eran hombres, y el 29,45 mujeres, mientras que en septiembre ocho de cada diez fueron varones, el 80 por ciento. Del mismo modo, entre los fallecidos en planta, en septiembre el 61,48 por ciento eran varones, por encima del 58,35 por ciento del dato de abril, frente al 38,52 y al 41,65 por ciento de mujeres, en cada caso.

Una de cada cuatro, sanas y jóvenes

A esta evolución se suma un mayor porcentaje de ingresos en personas consideradas sanas antes de la infección, una de cada cuatro. En abril, el 22,29 por ciento de los que que ingresaba en planta no tenía patologías previas, y ahora ya son el 26,64 por ciento. De estos, la mitad eran personas de entre 15-44 años, el 55,94 por ciento, cifra similar a la de ahora, con un 53,64 por ciento, y el 40 por ciento personas sanas de entre 45 y 64 años, tanto en pleno pico de la pandemia (40,76 por ciento), como ahora (41,09).

Frente a lo que se pueda pensar, la mayoría de ingresos se da en personas con una enfermedad crónica estable, en un 32,9 por ciento en abril, ahora con un 29,07 por ciento, con mayor incidencia en los grupos de 45 a 64 (33,77 por ciento en abril y 32,36 en septiembre) y de 65 a 74 años (38,55 y 31,95).

Llama la atención el menor número de ingresos en pacientes crónicos prulipatolgócios estables y complejos, 15,15 y 21,65 en abril, y 13,95 y 18,6 en septiembre, aunque sumados son el grupo más representativo. En estos casos, las edades más significativas están en la horquilla de mayores de 75 años, que sumaron el 20,12 y el 33,22 en el primera ola, y ahora se elevan a 21,09 y 31,25 por ciento de los ingresados con este estado de salud.

Baja la estancia media

La segunda ola ha dado un ligero respiro en estancias medidas, que caen casi dos días. En septiembre, una persona ingresada pasaba 9,02 días en el hospital, cuando en abril eran casi once, 10,99. Por grupos de edad, los tiempos bajan en prácticamente todos, y las estancias más prolongadas se dan en personas de 65 a 74 años, con 11,18 días. Los mayores de 75 están ingresados de media 9,64, por debajo de los 11,14 de abril. En el grupo de 45 a 64 años, superan ligeramente la semana, con 7,87 días, pero muy por debajo de los 10,25 de abril. Entre los de 15 y 44 años, se pasa de 8,11 a 6,83; y las estancias de los menores de esta edad que ingresan están en los tres días o por debajo.

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