Manuel Fuentes González: “Leer y viajar son dos deliciosas sustancias que ayudan a pensar”

Manuel Fuentes González. Foto: Manuel Cuenya

Manuel Cuenya

“-Irte doce días en moto ocupándote de todos esos pequeños detalles, superar inconvenientes sin el amparo del 'paquete de vacaciones' a golpe de tarjeta de crédito y programa de agencia de viajes; sentir el viento acariciando la cara, la complicidad de la máquina como prolongación de tu cuerpo y la libertad por delante... cura, cura cualquier estrés y es un magnífico antidepresivo...

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A diferencia del simple turista, el viajero tiene la capacidad para ver más allá y encontrar belleza detrás de las fachadas, de los rostros de las gentes que caminan apresurados por las calles, desarrollan su actividad laboral o se dejan llevar, sin prisas, en su tiempo de ocio...

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Circulando a lomos de estas máquinas los paisajes adquieren singulares formas, colores y aromas. Se agudiza la vista, afina el oído y estimula el tacto al tiempo que lees la carretera eligiendo la trazada, cambiando de marcha, acelerando y soltando embrague o sintiendo directamente en el cuerpo el viento, la lluvia o el sol“

(Manuel Fuentes González, 'Brisa de poniente')

Abogado del Estado, Jurista del Cuerpo Nacional de Policía, profesor colaborador de la Universidad de A Coruña, Manuel Fuentes González es asimismo autor de libros como 'Ecos de camino' y 'Brisa de poniente', ambas obras de carácter viajero, porque a su creador, que es motero, le entusiasma viajar, los viajes, porque un viaje se disfruta, en su opinión, tres veces: cuando se planifica, cuando se hace y cuando se recuerda. Y es sobre todo cuando se rememora el momento en que, como escritor, uno vuelve a gozar de forma intensa, “mucho más que lo puede hacer un turista con las fotos y recuerdos, e incluso un avezado viajero que ha tomado datos y vivido sensaciones más intensas”.

Tanto es así que “leer y viajar son dos deliciosas sustancias que ayudan a pensar”, afirma Fuentes González, quien nos recuerda que santo Tomás decía que viajar es como un libro abierto; “quien no viaja solo lee la primera página”.

En este sentido, cree que la literatura de viajes, de la que él es devoto, ilustra, entretiene, nos enseña y nos invita, a través de la palabra escrita, a realizar una travesía literaria por experiencias, poblaciones y lugares con los que se han sentido seducido los narradores/as.

Reconoce que sus autores de referencia en la literatura de viajes son Javier Reverte y el leonés Julio Llamazares, que, según él, convierte en buena literatura cualquier simple viaje. Como ocurre, por ejemplo, con 'El río del olvido', del que Fuentes toma prestado un pasaje para su libro 'Brisa de poniente'

En todo caso, le gustan aquellas plumas, incluso menos conocidas, que disfrutan con el recuerdo y llevan de la mano a los lectores/as por caminos que nunca antes habían explorado.

Aparte de Javier Reverte y Llamazares, reconoce la huella que le dejara Julio Verne en su infancia. Y posteriormente clásicos como 'El Quijote' y las 'Novelas ejemplares' de Cervantes, o bien el 'Lazarillo de Tormes'. En cuanto a autores más modernos, reivindica a Orwell, así como toda una pléyade de mujeres contemporáneas, entre ellas María Dueñas o Dolores Redondo, por ejemplo.

Podría sorprender a priori que un abogado o jurista se dedique a plasmar por escrito, en este caso sus vivencias viajeras. Pero aclara Fuentes que en el mundo policial y en el jurídico -las dos realidades con las que ha cohabitado-, se redactan informes, se relatan hechos, se exponen argumentos y, sobre todo, se observa mucho socialmente.

El entorno arqueológico dejado por los romanos en Las Médulas o ciudades como León, San Sebastián, Burdeos y Toulouse están en el itinerario visitado desde el Oeste europeo, para regresar al lado del mar, en las Rías Bajas gallegas. Ofrece una semblanza intimista y nada tópica de los usuarios de las dos ruedas

La espada y la pluma en feliz simbiosis

“La espada y la pluma siempre han dado buenos frutos literarios. Además de ser profesiones típicas de letras en el sentido académico clásico -aunque hay matices muy significativos-, se producen vivencias profesionales que germinan, con cierta sensibilidad y estilo, en obras literarias. Se constata que hay una gran proliferación de juristas y policías escritores, algunos ocupando la cúspide entre los más afamados”, expone este berciano de Salas de la Ribera, que ha vivido gran parte de su vida fuera de su tierra natal, fundamentalmente en la vecina Galicia, “toda una vida vivida, a partir de la infancia, fuera de sus contornos, pero nunca olvidados sus paisajes y sus gentes”, porque Salas de la Ribera y el Bierzo en general, “el origen y tal vez el punto final, el reposo”, le enseñaron los colores, los sabores, los olores, los sonidos; también el tacto, “una especie de pulsión en las vidas de jóvenes y mayores con cada regreso, en vacaciones en mi época juvenil, a la casa familiar. La solidaridad y los valores humanos también se anudan a ese despertar y primeros pasos de la vida”.

Galicia, donde vive, como escenario privilegiado de sus libros, 'Ecos del Camino' y su reciente 'Brisa de poniente', pues su ópera prima, como su título nos indica, sirve de recuerdo a los caminantes que ya han hecho la maravillosa singladura del Camino de Santiago. “Para quienes no se han aproximado al resurgir de la peregrinación, no pueden o aún no han decidido echarse al Camino, les ayudará a conocer datos, vencer miedos, sentir la necesidad, la atracción de recorrer la ruta milenaria. Personalmente ya recibí todas las recompensas que se pueden esperar de cualquier obra literaria cuando una de las primeras lectoras, mi joven sobrina, que no podía cumplir su ilusión de echarse a la ruta milenaria a causa de cáncer de pulmón, me escribía cosas como esta: 'Gracias por mostrarme el Camino a través de tus ojos. Con tus palabras me has transportado en el tiempo y en el espacio y he podido también yo sentir tu mochila, el calor de las gentes con las que te has cruzado, la belleza de la naturaleza y hasta los silencios y la paz entre paso y paso'. Se fue en paz y con la sensación de haber transitado por el camino de las estrellas”.

Cuenta su autor que 'Ecos del Camino' es una obra escrita desde el interior personal y también desde dentro de los albergues y la realidad cotidiana de los peregrinos. “Aquí el escritor no fue a buscar el libro, sino que éste surge después de la salida desde la parte francesa y siempre en dirección al Oeste, a Santiago de Compostela. He visto reportajes y he leído libros y artículos en los que se nota mucho que no ha habido esa convivencia real y cotidiana en el Camino, que incluso no han pateado todos los cientos de kilómetros por los que dicen haber transitado. Se nota cuando se ha ido con las urgencias propias de estos tiempos, a buscar el libro o el reportaje, al encuentro de la ocasión o al cumplimiento de una exigencia laboral o editorial... Casi todas las personas piensan que van a hacer el Camino cuando se ponen en marcha para recorrer la ruta jacobea. A medida que avanzas te das cuenta que es el camino el que te va haciendo a ti”.

Brisa de poniente

En cuanto a su segunda obra 'Brisa de poniente' (editada por Lobo Sapiens, de la que su autor se siente muy satisfecho), si bien Galicia aparece como escenario, también es un recorrido a lomos de una motocicleta (o mejor dicho de dos motos, Tizona y Luna) por otros lugares en el mundo, cual si estuviéramos viendo la película 'Easy Rider' a través de la mítica Ruta 66, en su trazado de Este (Chicago) a Oeste (California) de los Estados Unidos.

Un viaje, con el 'favonius' o el viento suave del oeste a favor, por las Rías Baixas, el Bierzo (esa comarca tocada por la varita mágica de Gil y Carrasco), la ciudad de León o capital del antiguo reino, “la bella desconocida”, y aun por Cantabria, San Sebastián (Donosti): la ciudad del arte gastronómico de los 'pintxos' (ahora en rivalidad con León), Hondarribia, Bayona, Burdeos (Bordeaux): la ciudad del vino, Arcachon: la ciudad balneario, Toulouse, la capital de las telecomunicaciones y de la industria aeronáutica, “ciudad de ladrillos rosa en sus edificios antiguos”, o Pau (Francia).

“Un libro de recuerdos e impresiones... imprescindible para quienes estigmatizan de inmediato y reducen, con un simple estereotipo, el universo motociclista... Un relato de nostalgia y espontaneidad, con la magia intransferible que aportan las motos”, escribe el editor y escritor leonés Martínez Reñones.

Introducido por una cita del escritor Mark Twain, “viajar es un ejercicio con consecuencias fatales para los prejuicios, la ignorancia y la estrechez de mente”, 'Brisa de poniente' es, en palabras de su creador, una obra narrativa perteneciente a la literatura de viajes, aunque también podría incluirse en la amplia bibliografía motera (a sabiendas de que la moto en sí misma no es protagonista sino un mágico medio de transporte).

Asimismo, nos invita a realizar una travesía literaria por poblaciones y lugares -sencillos unos, otros declarados Patrimonio de la Humanidad- que seducen al turista y lo convierten en viajero. “El entorno arqueológico dejado por los romanos en Las Médulas, la tierra rojiza que evoca la fantasía del oro, o ciudades como León, San Sebastián, Burdeos y Toulouse están en el itinerario visitado desde el oeste europeo, para regresar al lado del mar, en las Rías Bajas gallegas. Ofrece una semblanza intimista y nada tópica de los usuarios de las dos ruedas”, precisa Fuentes, quien apuesta por viajar placenteramente trepado a una moto, habida cuenta de que se estimulan, según él, los cinco sentidos, disfrutando del camino, siendo parte de la naturaleza, del campo o de la ciudad, del paisaje agreste o urbano.

“Para quienes padecen irreflexiva aversión, las motos son deleznables, una completa locura; el miedo nos atenaza. Hay recelos para subir a la moto, al avión, al barco, al globo aerostático y a tantos otros mecanismos, o asomar la cabeza en determinados lugares. En cambio la lectura nos transporta en esos medios sin riesgos, sin temores. Eso pretende 'Brisa de poniente', sin olores a gasolina o a goma quemada”, matiza el autor berciano, convencido de que el Bierzo tiene buena imagen en Galicia, “pero hay que agrandarla, potenciar la presencia y esencia del mundo berciano allí y en otros lugares de España”.

Actualmente en la provincia de León también gozamos de buenos autores, muy conocidos unos y menos nombrados otros, que también merecen estar en el olimpo de las letras

Desde la Casa de León en A Coruña (de la que él forma parte) se impulsan las tradiciones, la cultura, el folclore y la historia de toda la provincia leonesa, porque El Bierzo, las tierras de León y sus gentes son –a su entender– un buen ejemplo de lo mejor de nuestra España, “como también lo es Galicia y la hermosa ciudad, Coruña, en la que vivo desde hace más de veinte años”, sostiene este profesor colaborador de la Universidad de A Coruña y autor de libros jurídicos, para quien León siempre ha sido una mina, “cantera, diría ahora por el paisaje extractivo de la riqueza natural en parte de las tierras bercianas y leonesas”, una auténtica cuna de escritores.

“Actualmente también gozamos de buenos autores, muy conocidos unos y menos nombrados otros, que también merecen estar en el olimpo de las letras. La provincia no es capaz de absorber todo ese talento y por eso algunos son más reconocidos fuera”.

En la actualidad, además de la promoción de su 'Brisa de poniente', está dando forma a personajes e historias para una novela, “que no tienen que encajar necesariamente en el género negro”. Y, al mismo tiempo, “aunque parezca contradictorio”, también trabaja con ideas de cuento infantil; “me lo están sugiriendo desde diversos sectores y mi reciente condición de abuelo no deja de ser un nuevo estímulo”, concluye.

Entrevista breve a Manuel Fuentes González

“La felicidad se alcanza cuando lo que se piensa, lo que se dice y lo que uno hace están en armonía”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Completos 'El Principito', '1984' de Orwell, y bastantes más. Releo mucho, o al menos alguna de las partes esenciales de ciertos libros que en alguna ocasión me han producido un chispazo. No es lo que cuentan, sino cómo lo hacen, el efecto impacto que tuvo en mí en su momento y el modo de verlo ahora, cuando ya ha pasado el tiempo.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Nadie es imprescindible, aunque muchas personas y personajes famosos marcan caminos. No soy fetichista. Me emocionan personajes anónimos, héroes de nuestra sociedad contemporánea, mujeres como Carmiña ―«La Tendera de la aldea»―, personaje real de un relato corto que aún no he publicado. Simultaneando siempre su negocio con las labores del hogar, cuidó de los suegros, de un hijo enfermo y ahora de sus padres.

Carmiña, como tantas mujeres en nuestros pueblos y ciudades, es un vivo ejemplo del primer bastión, del mejor sistema de protección familiar y social, el elemento esencial del “estado de bienestar”.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Procuro elegir, dejando de lado a los que temo que puedan resultar insoportables. No fui capaz de terminar de leer 'El Arpa y las sombras', de Alejo Carpentier, que me regalaron estando postrado en la cama de un hospital. No descarto volver a intentarlo, pero van pasando los años y sigue en la estantería.

El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el imperativo, como dijo Daniel Pennac, aunque algunos atribuyen la frase a Jorge Luis Borges.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Principios, optimismo, compromiso.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Coherencia. Respeto mucho a quienes son consecuentes con lo que dicen y luego hacen, aunque tengan posiciones y opiniones muy contrarias a las mías.

Como señalaba Gandhi, la felicidad se alcanza cuando lo que se piensa, lo que se dice y lo que uno hace están en armonía.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

No soy animal político; sí un observador social. No me disgusta el análisis, incluso la participación en la gestión pública; sin embargo, me estremece la política acelerada y partidista.

De la sociedad he de tener una opinión más esperanzadora, sobre todo si no se deja intoxicar en exceso. Necesito ser optimista. Este punto intelectual de partida, creer en el ser humano y en que todo va a ir mejor te permite descubrir que también es realidad.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Disfrutar con la familia, celebrar cualquier cosa con ellos. Me gusta observar la felicidad de otros, incluso estimular la reflexión positiva sobre pequeños motivos para la satisfacción. Nadie es constantemente feliz; hay que aceptar ese límite y disfrutar de los buenos momentos.

Tengo aficiones personales que me divierten y me estimulan; a la vista están: pasear en moto, caminar, leer y escribir. Para las artes plásticas soy un desastre.

¿Por qué escribes?

Para compartir lo que sé, lo que veo, lo que siento.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

No me resultan cómodas; roban mucho tiempo, distraen y lo que se escribe y lee me parece muy epidérmico y volátil; lo digo con prudencia, porque no he hecho una verdadera inmersión en estos recursos. En consecuencia, hasta ahora no han influido en mi estilo literario. En un futuro próximo, cuando tenga menos exigencias profesionales y más tiempo libre, me planteo husmear y ver qué se cuece. Observar, conocer de cerca también es una obligación antes de opinar con coherencia.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Mentiría si digo que tengo unas fuentes literarias definidas; al menos no soy consciente de ello. Me inspira el paisaje, las personas, los hechos humanos, el deseo de contar cosas, a veces un simple detalle. Esos estímulos me dan la idea y me pongo a trabajar; luego llegan las musas cuando quieren. En los libros técnicos es más una cuestión más simple: objetivos, estructura y trabajo decidido y constante.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Como ya he dicho antes, aún no me he aficionado a las redes sociales. Pueden ser, sin duda, una herramienta literaria; lo tengo que explorar.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Dolor y placer, es difícil la frontera. Elige de qué lado estar.

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