Julián González Prieto ofrece en ‘San Isidoro. De Sevilla a León’ su versión del traslado de los restos del erudito

Fragmento de la portada de ‘San Isidoro. De Sevilla a León’, libro Julián González Prieto.

Elena F. Gordón / ICAL

'San Isidoro. De Sevilla a León' es el título de la obra de Julián González Prieto que acaba de ver la luz de la mano de la editorial Rimpego y que ofrece una versión con aportaciones novedosas a la expedición organizada en principio para trasladar los restos de la santa mártir Justa al monasterio de San Juan Bautista y San Pelayo y que finalmente tuvo como protagonista al erudito San Isidoro, proclamado doctor de la Iglesia.

“Creo haber descubierto la ruta original histórica por la que discurrió el traslado. Había muchas opciones. Fueron por la Vía de la Plata pero sobre el regreso había discrepancias y una serie de datos puntuales desvelan que tuvieron que venir por la misma vía hasta Salamanca, donde se desviaron hasta coger el Duero en Tordesillas, pasando por la actual Valverde de Campos (antes Villaverde de Rioseco) y siguieron en paralelo a los restos de la que sería después la ruta del llamado Tren Burra, pasando por las proximidades de Valderas, Valencia de Don Juan y Fresno de la Vega hasta entrar en León por Puente Castro”, detalla el autor.

González Prieto, palentino residente en León desde hace más de cuatro décadas y “enamorado de su cultura e historia”, incorpora la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, al frente de la escolta armada que acompañó a la delegación encabezada por los obispos de León y Astorga.

“Hace una especulación muy bonita, muy arriesgada pero a la vez con mucha base histórica: sitúa como comandante de la tropa que viaja a Sevilla, como jefe militar, al Cid, que en ese momento es el auxiliar del jefe de la guardia real, porque era íntimo amigo de juergas del hijo del rey y además era 'noviete´ de la reina Urraca”, comenta el editor, Joaquín Alegre.

De hecho, Julián González considera que el verdadero amor del Cid, muy unido a la familiar real leonesa, fue la infanta doña Urraca, “que le calzó sus espuelas de oro”. “Hubiera podido ser lo que hubiera querido. Hasta mucho después estuvo a las órdenes de los distintos reinos de León hasta que se convirtió en un soldado de fortuna, en un mercenario”, explica.

El libro reproduce un romance de origen medieval recogido en un cancionero impreso en Amberes (1550) que pone en la “ofendida y dolorosa voz” de la infanta frases como 'Que pensé casar contigo, mas no quiso mi pecado; casástete con Ximena Gómez/ hija de conde Loçano/, con ella hubiste dineros, conmigo hubieras estados'.

El cronista oficial de la ciudad de León, Máximo Cayón Diéguez dice de la obra que ofrece “una lectura amena, interesante e ilustrativa que aborda uno de los capítulos olvidados de nuestro glorioso pretérito histórico, un episodio que debería conocer todo amante de los asuntos que atañen a nuestra querida tierra leonesa”.

Etiquetas
stats