La importancia de llamarse Ancares

Panorámica del Real Valle de Ancares desde el Puerto de La Cruz de Lumeras (Foto: J.A.R. / R.C.)

I.R.

La sierra de Ancares puede conocerse solo, o de la mano de dos maestros: Julio Álvarez Rubio y Roberto Calvo Suárez. El primero, divulgador e investigador lacianiego, conoce esta zona como la palma de su mano tras años de pateo por sus diversos pueblos. El segundo es el responsable de las fotografías. Y juntos han parido el libro 'Ancares. En coche y a pie' (Editorial Calecha), una entretenida y completa guía para recorrer el patrimonio cultural y natural de estos lugares.

¿Cuál ha sido tu principal objetivo con este libro?

Que los vecinos de Cervantes, Rao, Burbia, Ancares y Fornela encuentren acertado el contenido; que sea útil para los emprendedores que acometen actividades económicas basadas en el excepcional patrimonio de la zona y que sea práctico para los exploradores que vienen a conocerlo.

¿Cómo fue la preparación?

Preparar este tipo de libros es un entretenimiento para mí. Soy un gran aficionado a explorar comarcas rurales, paisajes naturales bien conservados y montañas espectaculares de las que nuestra provincia está sobrada. Siempre he dedicado mucho de mi tiempo libre a patear montes, charlar con la gente, tomar notas y hacer fotografías, de manera que, para hacer el libro, solo falta ordenar el material con algo de gracia.

Esta guía de Ancares es el resultado de muchas excursiones por los valles de aquella sierra, de charla con los vecinos y de toma de fotografías a mansalva.

¿Te encontraste con sorpresas?

No me encontré con grandes sorpresas porque, desde los años 70, visito Ancares con cierta frecuencia y, como los cambios o las adaptaciones ocurren lentamente, no suele haber grandes sorpresas de un año para otro. Pero considerando el período completo de cuatro décadas, veo que la transformación ha sido enorme. En unos aspectos para bien y, en otros, en muchos, deplorable. Sobre todo en la vertiente leonesa.

La extensión fulgurante de la marca Ancares por las dos vertientes de la cordillera, desde Asturias hasta El Cebreiro y desde Fornela hasta Becerreá o Navia de Suarna es un fenómeno mucho más reciente y bastante curioso

Hablas de Ancares, un nombre que sirve para denominar un río y un valle de León y que sin embargo se ha convertido en el nombre de toda una comarca de dos provincias que se asocia más a Galicia que a León. ¿A qué crees que se debe esto?

En efecto, el nombre Ancares es original y propio de un valle leonés. Hay referencias documentales muy antiguas que lo acreditan. En el siglo XI, la labor colonizadora del Monasterio de San Andrés de Espinareda rebasó el puerto y llegó a algunas cabeceras en la vertiente gallega -Balouta y Suárbol-, que desde entonces están asociadas al valle leonés de Ancares, es decir, al actual ayuntamiento de Candín.

Vecinos del Concello de Cervantes me dijeron que la denominación Los Ancares, en plural, no empezó a aplicarse a sus términos hasta el primer tercio del siglo XX, cuando ocurrió la explotación masiva del robledal en ambos flancos de la sierra, para fabricar traviesas de ferrocarril. Allí, en el concejo de Cervantes, tuvo la base de operaciones una empresa gallega que sus propietarios bautizaron como “Compañía Vila Riestra de Los Ancares”. Y, poco a poco, todo el cordal pasó a ser conocido como Sierra de Ancares (que no de “Los Ancares”). Pero la extensión fulgurante de la marca Ancares por las dos vertientes de la cordillera, desde Asturias hasta El Cebreiro y desde Fornela hasta Becerreá o Navia de Suarna es un fenómeno mucho más reciente y bastante curioso.

¿Tiene que ver con que en Galicia han tenido más vista y han sabido aprovecharse más del nombre que en León?

No se trata de “aprovecharse” de un nombre prestigioso sino de merecerlo. Y eso es lo que ha logrado Galicia. La Sierra de Ancares es un territorio con excepcionales valores paisajísticos, biológicos y etnográficos. En Europa occidental no abundan comarcas que reúnan esas características. De ahí que todos estos valles hayan sido declarados Lugares de Interés Comunitario e incluídos en la Red Europea Natura 2000 con las denominaciones de “Ancares-Courel” (Galicia) y “Ancares-Alto Sil” (León). A partir de ahí, definitivamente, la marca Ancares ha pasado a ser común a las cuencas altas del Navia, el Burbia, el Cúa y del propio río Ancares.

Las administraciones gallega y leonesa decidieron “poner en valor”, como dicen en la jerga política, las posibilidades del capital natural y etnográfico en todo este territorio. Se trataba de promover nuevas actividades económicas capaces de frenar la despoblación, pero vigilando muy bien el fiel de la balanza, es decir, el equilibrio entre conservación o recuperación del patrimonio y su utilización como fuente de recursos.

Si algún particular osa meterse en coche hacia el pico de Os Tres Bispos por la vertiente gallega, lo crujen. Sin embargo, por la vertiente leonesa, cualquiera puede conducir su todo-terreno

¿Y cómo les va?

Galicia, yo creo, lo está haciendo mucho mejor que León. Allí tratan de mantener el monte, la ganadería y el espléndido paisaje cultural, establecen planes de ordenación para áreas con excepcional valor biológico o etnográfico, mantienen en perfecto estado los antiguos caminos a las brañas -que son caminos transversales a la sierra-, disponen ayudas técnicas y económicas para recuperar construcciones antiguas y muy valiosas como puentes, pallozas o iglesias. Y los resultados se ven.

En León, por el contrario, nos dedicamos a la pura propaganda: a colocar paneles supuestamente informativos, a fabricar merenderos de cemento que nadie usa, a proponer “rutas” sin ton ni son y a construir cortafuegos y pistas fastuosas por todas partes para que los turistas atraviesen sin duelo las áreas más sensibles. Pongo un ejemplo. Si algún particular osa meterse en coche hacia el pico de Os Tres Bispos por la vertiente gallega, lo crujen. Sin embargo, por la vertiente leonesa, cualquiera puede conducir su todo-terreno o su quad desde el valle de Fornela hasta el de Balboa hollando longitudinalmente la sierra entera y ascendiendo, si le apetece, a la mismísima cima de Peña Rubia. El caso de las cabeceras del valle de Porcarizas, incluyendo Campo del Agua, me parece sangrante.

Además, de alguna manera se ha comido a otros nombres de comarcas como Cervantes, en Lugo, y Fornela, en León. ¿Qué otros nombres se ha comido?

La marca “Ancares” ya es utilizada desde la cuenca berciana del Valcarce hasta la del Navia en A Proba de Suarna. Últimamente, el valle leonés de Fornela también va apareciendo asociado a la denominación Ancares. Pero lo más gordo es que ya hay quien llama Ancares Asturianos a los términos del concejo de Ibias.

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