Vuelta al cole en Villablino: los centros cumplen los protocolos entre las incongruencias de la administración educativa

IES (Instituto de Educación Secundaria) Valle de Laciana en Villablino.

Luis Álvarez

Todos los centros educativos de la comarca de Laciana han cumplido con sus obligaciones de prepararse para este curso 2020-2021, cumpliendo los protocolos Covid-19 dictados desde el Ministerio de Educación del Gobierno central y la Consejería del ramo de la Junta de Castilla y León.

He recorrido los siete centros del municipio y he podido comprobar en todos ellos, que una semana antes del comienzo del curso las señalizaciones con cartelería, infografías, rutas señaladas en el suelo, escaleras o paredes, dosificadores de geles desinfectantes, dispensadores de papel y todos los elementos que establecen los protocolos antes mencionados estaban ya listos y preparados en los colegios e institutos.

Todos los centros han colgado en sus páginas web los protocolos de funcionamiento y recomendaciones para alumnos, profesores y familias. Unos protocolos elaborados con anterioridad y por tanto revisados por la Consejería de Educación. Todos los centros tienen disponibles aulas virtuales para su posible utilización futura.

Y algunos han implementado medidas adicionales a las fijadas por Gobierno y Junta, como es la toma de temperatura a todos los que accedan al centro, adquiriendo por su cuenta dotaciones de termómetros laser para las entradas diarias de alumnos y profesores. Se fijan varios lugares de acceso y salida, en los edificios que disponen de esa posibilidad, dos, tres y hasta cuatro. Todos tienen prevista y localizada una denominada aula Covid, donde recluir hasta su destino posterior a personas con posibles síntomas de la enfermedad.

Como afirmaba en un párrafo anterior, he podido comprobar personalmente, el esfuerzo que los equipos directivos y los claustros de profesores han realizado para tener todo a punto y dispuesto para un comienzo de curso ordenado y adecuado a las circunstancias excepcionales que ha provocado la Covid-19.

Por lo tanto, creo que los padres deben aceptar con relativa tranquilidad este arranque de curso. Como me comentaba la directora del colegio Generación del 27 de Villablino, “los niños se adaptan y admiten rápido las novedades, en unos días las convierten en hábito”, idea compartida por la mayoría de sus compañeros en labores directivas.

Siempre la tranquilidad o la intranquilidad va a depender mucho de la forma de ser de cada persona. Pero, si todos tratamos de convertir en hábito las novedades a que nos está obligando la pandemia, nos haremos un favor a nosotros mismos y a los que nos rodean les será más fácil la convivencia.

Algunas cuestiones discrepantes

Lo visto y analizado me ha provocado algunas dudas, que he tratado de resolver acudiendo a la fuente a la que creía debía acudir, la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, a través del gabinete de comunicación.

Por ese motivo el día 2 de septiembre envié un correo electrónico al mencionado gabinete, con las dudas surgidas, pidiéndoles una respuesta a ser posible como muy tarde para el día 7 del mismo mes, con el fin de poder exponerlas en este texto. Ha pasado el día 7 y el 8, y las respuestas no han llegado. Como dice el dicho tan español de, “quien calla otorga”, supongo que todo lo que afirmaba en mis preguntas se cumple.

Las dudas, creo que no eran muy difíciles de responder, a no ser que no tuviesen respuesta, y no eran otras que estas: ¿van a ser capaces a realizar los test PCR a todo el personal de los centros antes del comienzo del curso, porque al ritmo que se están haciendo creo que no? Así es, el lunes día 7 la consejera reconocía que solo se les habían hecho a un 1,2 por ciento del profesorado. Sobre este mismo asunto preguntaba si no sería más eficiente desplazar equipos de tomas de pruebas, por la provincia en lugar de obligar a los profesores a acudir a León o Ponferrada para realizarlas.

Otra: ¿se va a dotar a todos los centros de stocks abundantes de material anti Covid antes del comienzo del curso, porque las evidencias que tengo son de que no a todos ha llegado el material suficiente para más de dos semanas, o menos si surgen imprevistos?

¿No es escaso el tiempo que se da, liberados de sus obligaciones educativas, a los miembros de los equipos Covid de cada centro? ¿Si el lunes gastan por cualquier circunstancia extraordinaria las horas asignadas, hasta el lunes siguiente no van a atender sus obligaciones como equipo Covid?

¿Está prevista una aportación presupuestaria extra a los centros para gastos de calefacción? Teniendo en cuenta las recomendaciones de ventilar espacios utilizados de continuo, con la perdida de calor que eso va a suponer, máxime en áreas climáticas habitualmente frías.

¿Por qué no se ha incluido en el protocolo Covid la toma de temperatura a los alumnos antes de la entrada al centro? Sé que se pide a los padres una declaración responsable del compromiso de toma de temperatura de los escolares antes de la salida de casa. Pero eso no es más que una declaración de intenciones, sin garantía de cumplimiento, ni demostración eficiente del incumplimiento. Además, hay estudiantes que salen con más de una hora de antelación de casa, por motivos de transporte escolar, antes de su ingreso en el centro educativo.

Estas son las dudas que no se han respondido, por lo tanto, como decía al principio creo que ninguna de las plateadas se va a solventar. Lo que me lleva a declarar abiertamente que Madrid y Valladolid no están muy lejos por el distanciamiento geográfico, que a día de hoy es francamente superable, 274 km y 429 kilómetros, respectivamente, sino por el aislamiento de los responsables de funcionamiento de las instituciones, totalmente ajenos a las realidades locales y particulares de lo que les toca dirigir y regular.

Nadie les obligaba dictar unas normas Covid-19, que ellos mismos han sido incapaces a cumplir, como es demostrable hoy en día. Pero sus diseñadores de protocolos viven en sus torres de marfil y diseñan sobre una realidad ficticia normas que se deben cumplir en realidades que en nada se parecen a sus modelos idealizados.

El mejor ejemplo, la simple, por no llamarlo con palabras más gruesas, idiotez de definir lo que le han dado en llamar ratios de aulas y fijar una cantidad idealizada. ¿15, 20, 25 ó 30 alumnos por aula? Y cuál es el tamaño del aula; de 20, 30, 40, 50 ó 60 metros cuadrados. No todos los centros son modernos e igualitarios, los hay que tiene 20, 30, 40, 50 o más años y se han ido adaptando a sus circunstancias particulares según han podido.

Un aula normal de 8 x 5 metros, 40 metros cuadrados no sería capaz a acoger a más de 8 alumnos si nos atenemos a las nomas de 1,5 metros de espacio social (4,7 m2 por alumno) y además debemos descontar el espacio del profesor y la pizarra.

Al final todas estas incongruencias e inconsistencias de los reguladores y responsables máximos de la gestión, las deben solventar sobre el terreno los profesionales de la educación, profesores, administrativos y personal laboral de los centros. Que como en marzo, abril, mayo y meses posteriores asumieron los sanitarios, ahora le toca a otro sector de los servidores públicos. Al final nos pedirán que salgamos a aplaudirles a los balcones, sería el colmo. Páguenles, respétenlos y facilítenles los medios, pero por favor no se interpongan en su labor.

Por todas estas razones aseguraba al principio, que los padres deben asumir con una cierta tranquilidad el regreso a las aulas. Porque la evidencia, es que los profesionales que van a estar en contacto y pendientes de sus hijos son bastantes más eficientes y capaces que quienes los dirigen.

A modo de conclusión

Además de todo esto expuesto anteriormente, los centros educativos de primaria e infantil, en los que las labores de limpieza corren injustamente a cargo de los ayuntamientos, han llegado a un acuerdo con la institución municipal de Villablino, para disponer de un servicio de limpieza extra. Llevándose a cabo dos limpiezas extra de las zonas comunes durante la jornada escolar, con el consiguiente incremento de costes laborales en horas del personal laboral. Pregunté a la concejala del ramo, Pili Carrasco, si contaban con ayudas especiales para asumir este sobrecoste y su respuesta fue simple, “de momento no, aunque esperamos que tanto la Junta como el Gobierno central tengan en cuenta estas circunstancias excepcionales y nos lo compensen de alguna forma”.

Con este panorama general de tranquilidad relativa en los responsables educativos locales, totalmente conscientes de la realidad a la que se van a enfrentar, se abren este martes las puertas de los cinco centros de Educación Primaria e Infantil del municipio para 322 niños y 53 profesores. A los que en las próximas dos semanas se sumarán los 390 estudiantes de enseñanzas medias y otros 88 profesores.

Todos los centros se encuentran en un edificio único, excepto el CRA de Villager, que distribuye sus tres aulas en tres localidades distintas, Vilager (10 alumnos), Caboalles de Arriba (8 alumnos) y Sosas (4 alumnos). Los datos se pueden ver más diferenciados en la tabla adjunta donde se detalla centro por centro según me los facilitaron, excepto los del CEIP San Miguel de Villablino, cuya directora, entre cuyas virtudes más notables no está la de la amabilidad, me remitió a la página web.

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