Fernández Mañueco es elegido presidente de la Junta prorrogando los 32 años de poder del PP

Leticia Pérez / ICAL El presidente electo de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco

ILEÓN.COM/ICAL

Alfonso Fernández Mañueco ha sido elegido en la tarde de este martes en la sede vallisoletana de las Cortes de Castilla y León nuevo presidente de la Junta de Castilla y León, al recibir 41 votos de los grupos del PP y Ciudadanos -mayoría absoluta- al finalizar la sesión de investidura que se ha desarrollado durante todo el día. Recibió 38 votos en contra provenientes de PSOE, Podemos y UPL y 2 abstenciones, de Vox y Por Ávila.

El político salmantino vuelve así al Gobierno autonómico, del que formó parte entre 2001 y 2011 como consejero, al ser su nuevo máximo responsable. Mañueco representa la continuidad del poder del PP, en el gobierno desde el año 1987 y sustituye a Juan Vicente Herrera, presidente autonómico durante los últimos 18 años. Tomará posesión del cargo de forma solemne este próximo viernes, momento en que se conocerá ademas la composición del gobierno de coalición en el que el PP tiene 6 consejeros y Ciudadanos 4 además de la vicepresidencia.

Mañueco será el séptimo presidente de la Junta de Castilla y León y el cuarto de las filas populares tras Juan Vicente Herrera, Juan José Lucas, Jesús Posada y José María Aznar.

En su discurso de investidura, un resumen del pacto de 100 medidas firmado entre populares y naranjas, Mañueco ha avanzado los ejes de su futuro gobierno y ofreció un diálogo sincero y abierto con todos, con los grupos de las Cortes, con los agentes sociales, con el tejido asociativo, con las entidades locales, con el Gobierno central, con el que será leal pero exigente, y con la Unión Europea.

El nuevo presidente prometió un gobierno “honesto, sincero y de actos” y recalcó que quiere ser el “presidente del diálogo”. “Voy a ser un presidente que esté en la calle, con la gente, con sus problemas y sus necesidades, dando la cara, pero también donde se toman las grandes decisiones, en Madrid y Bruselas”.

“Queremos un gobierno de transformación en Castilla y León”, sostuvo para expresar su compromiso con un centenar de medidas consensuadas con Ciudadanos, algunas de ellas las desgranó en un discurso que se prolongó durante una hora y diez minutos.

Como ejes de la acción de gobierno, enumeró el crecimiento económico, la calidad de los servicios públicos, el desarrollo del mundo rural, la lucha contra la despoblación y la regeneración.

Fernández Mañueco recibió duras criticas del socialista Luis Tudanda, ganador de las elecciones, quien acusó al 'popular' y al naranja Francisco Igea de haber “traicionado a Castilla y León” por un pacto fraguado en Madrid y sin autonomía desde aquí. Tudanca reivindicó la política y la palabra dada y censuró la “política de trileros”, en referencia a los pactos, aunque reconoció la legalidad y legitimidad del acuerdo entre ambos.

En la misma línea, intervino Pablo Fernández de Podemos, quien cargó de manera expresa contra Igea al que acusó de “cercenar vilmente” el cambio en Castilla y León, a la vez que consideró que habrá “continuidad, degeneración política y cambio de sillones”.

El procurador de Unión del Pueblo Leonés, Luis Mariano Santos, criticó los “32 años de políticas erróneas que han evitado el desarrollo de las provincias del oeste” de la Comunidad Autónoma y culpó a los 'populares' de que León, Zamora y Salamanca hayan perdido 165.000 personas.

Se estrenó en la Cámara el procurador de Vox, Jesús García-Conde, quien aseguró que no ve el “cambio” que los votantes de su partido esperaban en el acuerdo de gobierno de PP y Ciudadanos en Castilla y León y planteó una crítica “constructiva” al pacto, si bien rechazó sumarse a la corriente “destructiva” de la izquierda.

Igualmente, el procurador de Por Ávila en la Cortes de Castilla y León, Pedro José Pascual, reclamó a Alfonso Fernández Mañueco un compromiso claro para que su provincia y los abulenses tengan los mismos derechos y oportunidades de desarrollo económico que el resto de los territorios de la Comunidad, y reivindicó que tanto la Junta, como el Gobierno central, deben asumir las deudas históricas que arrastran con los abulenses en materia de infraestructuras y servicios.

Gobierno de 'matrimonio de compromiso'

Por su parte desde los socios de gobierno del PP, el líder de Cs en Castilla y León, Francisco Igea, señaló en su discurso en la sesión de investidura que defenderá este gobierno como propio y tratarán a todos sus miembros por igual. Es más, no aceptarán la corrupción en ninguno de los dos partidos, como también aborrecerán el clientelismo “Hemos firmado un acuerdo que nos compromete. A ustedes y a nosotros. Sus faltas serán las nuestras, nuestros errores serán los suyos. Si nos ponemos la zancadilla caeremos ambos, y, lo que es peor, lo sufrirán nuestros ciudadanos”.

Lo dijo convencido de que este gobierno nace para servir a los ciudadanos y que no será de continuidad, porque han acordado un programa y una composición para el cambio. Si los ciudadanos lo percibieran así, este gobierno fracasará, y si se hacen trampas “al solitario”, si las políticas no son transparentes, si las universidades no cambian, si los pueblos no mejorar, “no habrá discurso que convenza”.

El candidato de la formación liberal explicó que no ha sido fácil pactar con el PP, ha habido un diálogo “exigente y difícil”, y advirtió que “esto no es un matrimonio por amor, es un compromiso por responsabilidad”. Explicó que los partidos políticos no pueden que sus “filias” o “fobias” bloqueen la vida política, ni los ciudadanos pueden resolver una y otra vez su “incapacidad” para transformar en programas de gobierno su voluntad en las urnas.

Lo primero que Cs se planteó en la negociación fue asegurar la concordancia de su decálogo básico de política liberal, de regeneración y de unidad nacional, para después fijar un catálogo de medidas de regeneración que asegurara “un cambio de rumbo decisivo” en las políticas “opacas y clientelares” de la Junta.

En este sentido, Igea citó la reforma y mejora de la protección a los denunciantes, el fin de los aforamientos, de los chiringuitos, de la libre designación, la simplificación burocrática y administrativa, la creación de una oficina de lucha contra la corrupción, así como la transparencia en la relación con los medios. Hoy, dijo, agradece a Fernández Mañueco que lo haya aceptado y le advirtió que “su cumplimiento inexorable”será lo que permita completar esta legislatura.

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